El otro lado de la esperanza
El mundo es horrible pero hay breves instantes de belleza, de promesa, de sol, por los que vale la pena estar ahí. Sin demasiado elegancia, extravagancia o confort, los personajes de Kaurismäki tratan de ser sobrevivientes de su propio destino amargo. Y acaso esa sea la clave: en el cine del director finlandés todo elemento triste y ridículo es potencial fuente de humor, que no patetismo (siempre juega con ese borde filoso, pero nunca se excede)