Los Últimos
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Los últimos

Pero los problemas de moral pasada por el lavarropas  no parecen ser los principales inconvenientes de Los últimos, sino, por el contrario, su manifiesta incapacidad de vincularse con el cine. Su producción es ostentosa, su despliegue escénico tiene una suerte de espectacularidad tercermundista al mejor estilo de “nosotros también podemos hacerlo” que recuerda al cine del fallecido Diego Rafecas.

La Gran Apuesta
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La gran apuesta

En alguna medida, La gran apuesta puede pensarse como un hijo no reconocido de la exitosa El lobo de Wall Street. Sin embargo, aun cuando el hilo narrativo es llevado por el grupo de hombres que descubrieron la gran estafa que rodeaba al mercado de las hipotecas en Estados Unidos de Norteamérica (y se hicieron millonarios apostando en su contra), el tono no es el de la clásica historia del gangster, mafioso o self-made-manque parte de la pobreza, conoce el éxito y, superado por él, deviene su inevitable caída.

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