27: el club de los malditos
27: el club de los malditos no termina de estructurar lo que podría definirse como una narración. Solamente cuenta con algunas ocurrencias, a las que repite y estira, en una redundancia cansadora y dejando en claro que lo que es un largo de 80 minutos podía haber sido tranquilamente un mediometraje. En el medio, hay notorios problemas de montaje, personajes que aparecen y desaparecen sin mucha explicación ni pertinencia, actores que hacen lo que pueden con diálogos esquemáticos y hasta imposibles.