#Polémica: La forma del agua (a favor)
Dificilmente haya director hoy en día que se tome tan en serio la fantasía como Del Toro. En La forma del agua, el elemento fantástico quizás sea el más simple de sus obras, pero hace con ello la más rica de sus películas. Lo que irrumpe en las vidas de sus protagonistas es una criatura, un hombre-anfibio incapaz de hablar, recluido para su estudio en una instalación gubernamental. El relato sucede en los 60s, y sus héroes son tres criaturas tan denigradas como el pobre bicho: una muda, un homosexual y una negra. La discapacidad de Eliza (Sally Hawkins) se convierte en virtud al encontrarse con el prisionero; es la única que puede comunicarse con él y comprenderlo. Ambos se enamoran, conectados por el rechazo y la soledad.