#Dossiersuperhéroes (Ii): El Orden Político De Los Superhéroes
| |

#DossierSuperhéroes (II): El orden político de los superhéroes

La primera frase que se escuchaba en El Padrino, todavía con la pantalla en negro, era “yo creo en América”. Lo que seguía a continuación en el film de Francis Ford Coppola (que supo leer una multitud de tradiciones para instituir nuevas, que influenciaron de manera decisiva en el cine posterior) era una puesta en crisis de esa frase, que era toda una declaración de principios y una sumatoria de valores. Hay toda una vertiente del cine de superhéroes, la más seria y comprometida, que da la impresión de girar alrededor de esa frase, de esa creencia permanente pero en constante trance, que es la idea de América, o más bien, de la idealización simbólica de la historia y el ser estadounidenses. La trilogía de Batman pergeñada por Christopher Nolan, las nuevas películas de DC dirigidas por Zack Snyder, incluso Marvel con la trilogía de Capitán América y Pantera Negra, parecen estar preguntándose, constantemente, qué es América, por qué y/o para qué creer en esa noción donde conviven lo concreto con lo abstracto.

Bafici 2018 – Diario De Festival (8)
| |

Bafici 2018 – Diario de festival (8)

Me pasa una cosa que, al menos hace dos décadas, no me aquejaba: el festival me cansa luego de algunos días. Me empieza a consumir, a dejar sin energía vital. De a poco comienzan a aparecer los síntomas de alguna gripe incipiente o de algún malestar físico que no tarda en aparecer. Somos varios los que caemos en esa. Críticos y cinéfilos que andan trajinando entre salas solo con un par de cafés encima o una gaseosa y unos bizcochitos. En el medio cruzar la ciudad. Discutir con quienes queremos ya sea por abandonarlos o por arrastrarlos a esta vorágine (créanme que el festival me ha costado varias peleas con distintas personas que me han carcajeado lindo por no saber parar a tiempo). Decía que a los pocos días el festival me cansa.

Verano 1993
|

Verano 1993

Con menor nivel de misantropía, con una carga de violencia contenida similar, pero con una infrecuente ternura que construye un tono incómodo pero melancólico es que Carla Simón concibe ese milagro secreto que es Estiu 1993. En la ópera prima de esta directora también están esos niveles de incomodidad que mencionábamos en la película de Martel, pero a la vez hay un modo distinto, una tersura que permite abordar la superficie rugosa de lo que cuenta, que no es ni mas ni menos que el duelo que debe hacer una niña de seis años quien tras perder a sus padres debe adaptarse a la vida con sus tíos y a una serie de destratos microscópicos que construyen un acabado sistema de frustraciones, cuyo último eslabón es la violencia que busca un punto de salida.

Fin del Contenido

Fin del Contenido