#Loquenofue : The Dark Knight (Michael Mann, 1994)
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#LoQueNoFue : The Dark Knight (Michael Mann, 1994)

Acaso el Batman más oscuro e incómodo de la historia tenga una historia que merezca contarse. Luego del fracaso fenomenal que supuso la inexplicable Superman Reborn (Tim Burton, 1993), extraño pastiche entre los logros de las primeras dos Batman (1989 y 1992), el crédito para el director de Beetlejuice fue puesto en juego, dejando a sus carrera pendiendo de un hilo. Con la necesidad de ahondar en las posibilidades del personaje que le había traído buenos dividendos, Warner hace una movida inesperada y contrata a un director que no estaba en los planes. Michael Mann venía de un sonado fracaso (El último de los Mohicanos, de 1992), pero su desempeño en televisión (como responsable de División Miami e Historia del crimen), sumado a los logros de Manhunter (1986) lograron el milagro

Desobediencia
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Desobediencia

Lelio se hace cargo del contexto que aborda, del conjunto de reglas, normas y convenciones que condicionan a Ronit, Esti y también a Dovid –que no solo tiene que ver con la cultura judía ortodoxa, sino también con el lenguaje cultural anglosajón-, y por eso su puesta en escena trabaja fundamentalmente los silencios, gestos y miradas. Esa articulación, esencialmente física y gestual, se relaciona con la administración informativa: hay un gran mérito en cómo la narración devela paulatinamente los vínculos entre los personajes, sus historias pasadas y sus repercusiones en el presente. Se trata de un  cine de indicios, que no precisa de explicaciones derivadas de monólogos ni de diálogos.

Rescate En Entebbe
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Rescate en Entebbe

Rescate en Entebbe presenta, nuevamente, un problema endémico para el cine político contemporáneo: la equidistancia. Veamos: el líder de una organización terrorista es retratado casi como un chico confundido, por un lado; a su vez el primer ministro israelí es presentado como un tipo blando sin personalidad, por citar apenas dos ejemplos. Eso que podría parecer un posicionamiento “respetuoso” no es mas que una falsa ecuanimidad. El problema aquí es que no sabemos si estos acabados responden a una decisión de parte de Padilha (algo que sería extraño), si es fruto de su temor a ser señalado políticamente (algo que sería probable). O peor aún, si se trata de la vieja y querida pereza intelectual (lo que quizás termine siendo).

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