Rambo: Last Blood
La pregunta entonces es…para qué una quinta entrega 11 años después, con un actor de 73 años cargando encima el peso de ponerle el cuerpo a tamaña responsabilidad, limitado física y actoralmente, pero ante todo, sin un horizonte claro en relación al tono? Si algo no se comprende en Rambo: Last Blood es su tono, que oscila entre la solemnidad galopante, la presunta crítica social a la trata de personas pero también el goce sádico y casi paródico de la entrega anterior, como si en si interior hubiera querido juntar infructuosamente a todas las entregas de la saga para hacerlas dialogar de modo salvaje.