#PostMarDelPlata2019 – (7): La virgen de agosto
Con La virgen de agosto, por más que algún despistado quiera forzarla a una lectura metafísica, Trueba vuelve al mundo terrenal, es decir, al mundo de las personas, los cuerpos, los espacios, el viento, las comidas, las lluvias, las noches, el sexo, el calor y varias cosas más. El juego entre el título, las fiestas religiosas y el final pareciera reconocer más el componente lúdico en la obra del director que la necesidad de vehicular alguna clase de revelación trascendental en lo cotidiano (algo que si podríamos reconocer en cierta parte de la obra de Eric Rohmer, que en su cristianismo basal y baziniano deja entrever otra cosa cuando se obsesiona con los cuerpos y su registro).