Sex Education – Segunda temporada
La última secuencia de la segunda temporada de Sex education, donde hay un mensaje en un celular que no llega a ser escuchado por el destinatario porque un tercero lo borra deliberadamente, es en buena medida un resumen de todo lo que se había visto previamente. En su nueva entrega, la serie creada por Laurie Nunn termina por abrazar su costado más telenovelesco, ese donde predominan idas y vueltas, malentendidos, triángulos amorosos, verdades, mentiras, verdades a medias, mentiras piadosas y hasta enfrentamientos de clase. A tal punto lo telenovelesco adquirió centralidad, que hasta quedó un tanto relegada la parte del procedural, del análisis de las neurosis sexuales de los estudiantes, profesores y otros habitantes del pueblo que había sabido ser el centro de la temporada inicial. Me corrijo. Más bien creo que se terminó de constituir en una capa adicional dentro de un relato plagado de giros que rozan el inverosímil pero que nunca dejan de ser juguetones. Hay algo indudablemente lúdico en esta segunda temporada de Sex education -una voluntad constante por jugar con los límites de lo creíble-, que lleva a la serie a convertirse casi en una parodia de sí misma.