The Trials of Gabriel Fernández
Sea de la forma que fuere (ya sea agarrándome de los pelos conmigo misma, ya sea replicando el meme de spiderman señalándose a si mismo) me dispuse a ver la serie porque, si algo tiene este documental es un gran punto de partida, un hecho que narrativamente vincula a lo que vamos a ver con un cine de terror materialista, perturbador, oscuro. Pero que de a poco va perdiendo algo de ese peso ominoso inicial y se va transformando en una suerte de thriller judicial contra las instituciones del estado, lo que dispersa en buena medida la potencia del punto de ataque de los seis capítulos que forman The Trials of Gabriel Fernandez (me niego a utilizar el ridículo título en español de Justicia para el pequeño Gabriel, que pierde en buena medida el corte jurídico del nombre original). O al menos dispersa el componente más ominoso hacia un terreno deliberadamente institucional. Y con esa institucionalización, la potencia narrativa de la serie se ramifica hacia todos los ejes posibles que atraviesan la cadena de responsabilidades que se sucedieron para que esa muerte pudiera existir.