Bill & Ted Face the Music
Sin mediar el error, me enteré del rodaje de la tercer entrega de Bill & Ted sabiendo que todas las fallas y todos los aciertos posibles de aquellas dos películas que, de ser personas, a a esta altura ya estarían haciendo aportes jubilatorios. Y el resultado fue peor de lo imaginado por mi. Porque si algo salta a la vista tras el visionado de esta tercer e innecesaria entrega es el extravío mayúsculo al que nos expone. Para empezar vale la pena una pregunta no menor: tiene un público posible esta película? Sin dudas no es una película nostálgica para cuarentones que recuerdan su preadolescencia al iniciar los noventas. Tampoco es una película para chicos de 10 a 13 como las dos primeras, dado que la sensibilidad parece no tener nada que hacer con la generación de los nacidos entre 2007 y 2010. Tampoco tiene intelocución posible en un público adolescente ni como consumo irónico ni como consumo tierno, dado que en buena medida lo que propone solo puede conectar con las entregas anteriores, ciertamente, pero a diferencia de aquellas esta tercer parte no tiene anclaje posible ni en el pasado ni en el presente.