Llaman A La Puerta
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Llaman a la puerta

En Llaman a la puerta Shyamalan encuentra un vehículo para cargarse con igual fuerza al progresismo bienpensante de la pareja protagónica como a las fantasías conspiranoicas-místico-religiosas del grupo atacante. Pero logra cargárselos, precisamente, por el principio de duda y equidistancia que habilita a que todo el tiempo juguemos al juego del “desconfío” con todos los presentes.

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