Sonido de libertad
La película cumple con el loable cometido de denunciar a las mafias del tráfico infantil, exponiendo la punta del iceberg del problema, según un clásico molde de buenos patriotas contra malos extranjeros, dando pie a críticas que señalan su racismo y xenofobia, su escasa gama de matices para representar a los personajes latinoamericanos, unificándolos a todos en una casilla de explotadores envilecidos.