Monster
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Monster

Después de ver algunas de sus películas, podría decir que el señor Koreeda es un maestro del sentimentalismo elegante. Su lenguaje no se compone de golpes bajos, maneja todos los elementos de la puesta en escena con sobriedad (y con maestría), sabe construir relatos y personajes, y llevar al espectador adonde él busca. Si el cine se midiera por la habilidad de una película para despertar sentimientos, su cine definitivamente estaría cargado de vitalidad. Cada quien sabrá qué es lo que busca en una película.

El Bastardo
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El bastardo

En el cine de los últimos años, abunda la pretenciosidad: ahí tenemos las filmografías de Christopher Nolan y Denis Villeneuve como ejemplos de lo que implica pararse en un pedestal temático y/o formal, que muchas veces no se condice con resultados concretos, porque al fin y al cabo pareciera importar más la pose que contar una historia. El bastardo era una seria candidata a caer en esa carátula, más que nada por sus ambiciones: unir la épica histórica, el drama íntimo, el western, las intrigas palaciegas, el romance, el estudio de la psicología masculina y hasta la lectura sociopolítica, todo en un relato. Pero ocurre un pequeño milagro: esas ambiciones están a la altura de los logros, en buena medida porque la película nunca se la cree.

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