Cobra Kai – Segunda Temporada

Por Rodolfo Weisskirch

Cobra Kai
EE.UU., 2019, 10 episodios de 30′
Creada por Jon Hurwitz y Hayden Schlossberg
Con Ralph Macchio, William Zabka, Martin Kove, Tanner Buchanan, Jacob Bertrand, Mary Mouser, Courtney Henggeler, Nichole Brown, Connor Murdock, Xolo Maridueña, Gianni Decenzo, Annalisa Cochrane, Bret Ernst, Bo Mitchell, Dan Ahdoot, Diora Baird, Susan Gallagher, Terayle Hill, Cara AnnMarie, Vanessa Rubio, Ashton Leigh, Destiny Lopez, Matthew Borlenghi, Michael H. Cole, Luke Donaldson

Nunca bajes los brazos hasta que termine la pelea 

Por Rodolfo Weisskirch

You Tube Premium encontró su santo grial despolvando el sorpresivo éxito de John G. Avildsen de 1984. El director de Rocky hizo con el karate lo que 8 años antes había hecho con el boxeo y le brindó a una nueva generación un héroe joven ideal para los 80s, en la plenitud de la era Reagan. El camino que atravesaba Daniel LaRusso no era tan distinto al que atravesaba el personaje creado por Sylvester Stallone, con la diferencia, que le dio una mayor entidad al personaje del entrenador – el Sr. Miyagi es tan protagonista como Daniel, sin desmerecer el rol de Paulie que es fundamental en la saga Rocky, pero no está al mismo nivel del protagonista- y por lo pronto una mayor incidencia en el futuro. 

Quizás porque Stallone se adueñó completamente de su criatura -hasta Rocky V al menos, que volvió a las manos del director original-, Avildsen se tomó la revancha y fue el único responsable de una saga a la que le sobraron tres secuelas. Acaso, por eso, mismo y en medio de una tendencia interminable, atravesada por la necesidad de remakes, spin off y citas a éxitos de los 80, Cobra Kai funciona como una secuela directa de aquella obra de 1984, aunque sin olvidar con pequeñas referencias, que hubo dos sucesoras que no cumplieron con las expectativas y que quedan casi borroneadas por acción de esta serie.

Cobra Kai Season 2 Perro Blanco

La idea de la primera temporada era hacerle justicia al personaje de Johnny (William Zabka), quien después de un relectura surgida en la serie How I Met Your Mother, en donde se lo sindicaba como la verdadera víctima de Karate Kid y no al revés, como solíamos pensarlo (para más datos vean el siguiente video en este link), convirtiéndose, a partir de aquella relectura de su personaje en objeto de culto. Con ese origen azaroso, tras un fandom, tres guionistas de Hollywood encontraron un vehículo ideal -o mejor dicho, una excusa- para seguir exprimiendo el éxito del escritor Robert Mark Kamen.

Precisamente, uno de los mayores méritos de la primera temporada radicaba en la humanidad otorgada a Johnny. Lejos del clisé del villano rencoroso, Johnny es el verdadero alma y antihéroe de la serie. Un personaje atravesado por numerosos fracasos que ve la posibilidad de redimirse gracias a lo único en lo que fue bueno alguna vez: un joven con grandes habilidades para el karate. Esta vez, el camino del héroe lo hace Johnny y es Daniel La Russo quién se opone a que el primero logre sus metas. Este reverso de la trama original es un punto de salida interesante, sino fuese que en el medio los guionistas deciden agregar a una generación más joven para poder empatizar con un sector millenial no interesado por la subcultura de la nostalgia (algo que mencionábamos en esta revista, aquí, con el estreno de la primer temporada).

Cobra Kai

La subtrama adolescente, claro, tiene como protagonistas a un trío bastante obvio y algo previsible. La hija de Daniel, el hijo de Johnny -ambos bajo el ala de Daniel- y a Miguel, el vecino y aprendiz del personaje interpretado por William Zabka. Bajo este pretexto surgen varios tópicos característicos del cine popular de los 80s, fundamentalmente cómo las familias sustitutas, los hijos y padres simbólicos, habilitan el proceso de crecimiento y aprendizaje. Esto es lo que permite crear un pequeño y solemne melodrama, acaso lo más esperable.

Si bien la primera temporada se permite jugar con un tono autoconsciente humorístico, esta segunda necesitaba diferenciarse, por eso apuesta un poco más al drama y la tragedia. El problema es que esa decisión supone tanto aciertos como falencias. Lo mejor de este segundo año es aquello que se adelantó en el último minuto de la primera temporada: el regreso de John Kreese (Martin Kove), creador del Dojo Cobra Kai y mentor original de Johnny. 

Kreese surge como una especie de fantasma para el protagonista. Una relación admiración-odio los atraviesa mutuamente. De hecho Johnny le echa la culpa a parte de su fracaso, al entrenamiento hostil de Kreese, quién nuevamente seduce a su antiguo discípulo, al ocupar un lugar paternal. Kreese es una figura que se ha quedado en los años 80, una especie de Chuck Norris que estuvo en todos los frentes, y a quién se lo consideraba muerto y perdido.  De ahí el logro de los guionistas, quienes con habilidad convierten a Kreese en el verdadero villano de la serie, pero también le otorgan diferentes e interesantes facetas, que su intérprete Martín Kove explota con habilidad.

Cobra Kai Perro Blanco 1

En paralelo en esta segunda temporada la atención se centra un poco más en la división de Dojos, y el conflicto sentimental de los alumnos, y menos en el antagonismo personal entre Daniel y Johnny. La llegada de Tory -una adolescente con ciertas características de femme fatale- a Cobra Kai provoca que el personaje de Samantha LaRusso, hija de Daniel, tenga mayor participación, así como también gana mayor terreno Robby, el hijo de Johnny. Por el contrario, Miguel queda un poco relegado.

Pero también hay otra rivalidad que se va imponiendo capítulo a capítulo y recuerda un poco al duelo original entre Daniel y Johnny. Hablamos del duelo entre Hawk y Demetri, antes amigos, ahora enemigos acérrimos. Quizás sea por el sólido trabajo de sus interpretes -Jacob Bertrand y Gianni Decenzo- que esta rivalidad adquiere mayor interés que el que surge entre Tory y Sam. 

La guerra de adolescentes por el control de Dojo se incrementa a través de los capítulos gracias a las frases manipuladoras de Kreese y los celos amorosos que van surgiendo entre los personajes millenials. Y si bien todas estas subtramas, a primera vista, no tienen nada que envidiarle a una novela de Cris Morena antes que a la idea de la premisa original, así y todo la resolución en el Capítulo 10 justifica la ingeniería narrativa de las subtramas, que termina de articularse gracias a una pelea que incluye atractivos planos secuencia y notables coreografías entre todo el elenco secundario de la serie. Esta vez no hay un campeonato de por medio -uno de los pocos aciertos del guión- y todo termina en una divertida revuelta escolar con escaleras y maestros de por medio.    

Cobra Kai Perro Blanco 3

Pero volvamos al núcleo duro de la serie, a su mapa genético. Mientras tanto, ¿que pasa entre Johnny y Daniel? Quizás se deba a la falta de expresividad que siempre tuvo Ralph Macchio, pero Daniel nunca crece como personaje. Más que extrañar a Miyagi -Pat Morita más presente ahora que en los últimos diez años de su vida- y obsesionarse con la creación de su Dojo -lo que provoca que se olvide que tiene una empresa millonaria y una esposa que maneja dicho negocio- es poco lo que Daniel cambia de una temporada a la siguiente. Hablamos de un personaje básico, sin matices. Por el contrario, Johnny debe enfrentar que su hijo biológico se vaya con su enemigo, que reaparezca su profesor, al que le guarda tanto recor como respeto, pero sobre todas las cosas, que vuelvan a aparecer en su vida sus compañeros de Cobra Kai, interpretados por los mismos actores, pero con un giro narrativo que proviene de un lugar completamente distinto al esperado. Esto sucede en el capítulo 6, aclaro. Y si bien podría pensarse como un giro un poco arbitrario para poder rellenar la serie con un material diferente al que se venía viendo, también nos provoca la necesidad de observar otra cara, una cara más sentimental del personaje, que enriquece la evolución del mismo y provoca el enfrentamiento con Kreese, quién se despide por un par de capítulos de la temporada.

Mientras escribo y repienso los capítulos se me impone más la irregularidad de la segunda temporada de esta serie. Un poco por ausencia de ideas y un poco, porque cada vez que el villano que es Kreese desaparece, las subtramas adolescentes ganan terreno y se pierde el ritmo original, justamente por el contrapeso que no puede otorgar el personaje de Ralph Macchio. Por eso uno percibe que diez capítulos le quedan grandes a esta temporada, ya que los conflictos se podrían resolver antes. En cambio, se alargan innecesariamente solo para llegar al climax final, estirando las cosas irremediablemente.

Cobra Kai Perro Blanco 2 1

El humor y la autoconciencia, algo que también estaba en la primer temporada, se hace presente en la segunda con un cómic relief que va ganando participación -un vendedor de cómics que forma parte de Cobra Kai- pero que no tiene suficiente profundidad o protagonismo para convertirse en un personaje central. A diferencia de la reflexividad algo más sutil de la primer temporada en relación a la obsesión contemporánea con el pasado (en especial el de la década del 80), aquí todas las referencias a esa época (los apuntes sobre moda asi como la música a la cabeza) se sienten forzadas. Como si de alguna forma la serie entrara en una esteril competencia de guiños contra Stranger Things, algo de por sí innecesario teniendo en cuenta que su origen ya es de por sí ochentoso.

Entre la reiteración de conflictos, cierta previsibilidad y la poca evolución de algunos personajes, esta segunda temporada de Cobra Kai resulta decepcionante para todos aquellos que se sorprendieron con la primer parte, en 2018. Asi y todo, tanto Johnny Lawrence -y la sólida interpretación de William Zabka- como el regreso de John Kreese son atractivos suficientes para esperar por una tercera temporada, que esperemos que contenga menos episodios, menos derivaciones por cuestiones secundarias y conflictos narrativamente mejor resueltos, acaso más centrados en el centro del asunto, que no es el pasado, sino qué se hace con él y cómo se lo enfrenta en el presente. De ahí que los cliffhangers que dejó el capítulo 10 sean más que suficientes para esperar que en 2020 veamos algo más que un festival de patadas, puños y subtramas adolescentes. 

¿Te gustó lo que leíste? Ayudanos con un Cafecito.

Invitame un café en cafecito.app

Comparte este artículo

Otros ArtÍculos Recientes

Enterate de todo...

Recibí gratis todas las novedades en tu correo a través de nuestro Newsletter