Arthur

Por Gabriel Santiago Suede

Arthur the King
EE.UU., 2024, 107′
Dirigida por Simon Cellan Jones
Con Mark Wahlberg, Simu Liu, Juliet Rylance, Nathalie Emmanuel, Ali Suliman, Bear Grylls, Paul Guilfoyle, Rob Collins, Alani Ilongwe, Cece Valentina. Roger Wasserman, Oscar Best, Theodore Johns, Jonathan Lopez

El can de Troya

Conocemos películas con perros (el de los animales en amistad con humanos se trata de un género con suerte dispar, que puede dar cosas excepcionales en un extremo así como extremadamente canallas del otro, a veces al interior de una misma película). No obstante en el caso de Arthur coexisten (para llamarlos correctamente), dos protogéneros: por un lado el mencionado previamente, de amistad humano-animal, pero al mismo tiempo el de las películas deportivas (incluso con una pizca de survival film dando vuelta). Pero acá no estamos para hacer taxonomías. Prosigamos.

Por qué era importante mencionar la cuestión de los géneros en Arthur? Quizás porque la película no termina de entender qué hacer con ellos aunque los transite con cierto grado de fluidez. Cuando elige moverse en el territorio de las películas deportivas, lo que hace lo hace con nervio y con una materialidad que tiene su propio peso y funciona correctamente. No más que eso, pero funciona. En cambio cuando se mueve en el territorio de la buddy movie con amor humano animal, bueno…la cosa flaquea. Posiblemente suceda esto porque su director no parece conocer del todo los resortes del segundo género. Y es por ese motivo que incorpora al perrito en cuestión con unas maneras que no son muy elegantes, sino mas bien torpes.

Lo curioso es el porqué de este disparo en el pie, básicamente cuando la película deportiva tenía lo suficiente para ofrecer de manera tal que no nos viéramos exigidos a la incorporación de las trampitas melodramáticas y a los golpes bajos que trae el perrito y su historia. Si la película deportiva funcionaba, si la historia real amparaba lo suficiente como para que el artificio anduviera, ¿por qué el perro y su subtrama? Probablemente porque con el género deportivo solo, un género noble que ha brindado hermosas películas, el público “promedio” no hubiera acompañado de la misma manera que con este can de Troya, pequeño truhan y engañoso anzuelo para que entremos pensando que vamos a ver una cosa y se nos da otra a cambio

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