The Boogeyman
EE.UU., 2023, 98′
Dirigida por Rob Savage
Con Chris Messina, David Dastmalchian, Marin Ireland, LisaGay Hamilton, Sophie Thatcher, Vivien Lyra Blair y Madison Hu
Entrar al club
Falsas esperanzas. The Boogeyman empieza muy bien. Con un plano casi sin cortes, económico a la vez que ambiguo, que se pasea por una habitación a oscuras mientras escuchamos algo que se arrastra y mata impiadosamente. Son pocos minutos, pero en esa secuencia se condensa el talento de Rob Savage, el mismo director de Host (2020), su ópera prima en plena pandemia, película que supo mostrarnos a un director capaz de entender muy bien que lo que hace funcionar a una película de terror: sugerir en vez de mostrar.
Fortaleza es debilidad. Host funcionaba tanto como muestra de talento asi como testimonio del talón de Aquiles de Savage. Ahí donde trabaja con una cantidad importante de lugares comunes siempre logra construir escenas de terror efectivas. El problema es que no sabe resolverlas sin perder fuerza debido a la falta de originalidad que despliega, acaso el mayor punto débil del director. ¿Es esto precisamente algo malo? Sí y no. A lo largo de la historia del cine podemos encontrar una diversidad de casos de directores o películas que, trabajando dentro de los confines de cierta estructura narrativa/ideológica, han logrado trascenderla o, por lo menos, ofrecer una propuesta superadora que funcione. Savage pareciera ir siempre por ese camino, pero algo lo ata de manos: moverse constreñido entre el terror conservador y la corrección política. Frente a los problemas, Savage compensa siempre: cuando puede ofrece algunos detalles valiosos que le dan peso a los personajes (atención a la operación simbólica con los nombre de los personajes), pero son apenas chispazos de una propuesta que chocan con la falta de originalidad
La nueva moda. El cine de terror ya experimentó esto en otras épocas, pero el público se renueva. Expliquemos el misterio: cada tanto este género expone sus límites y sincera que no le queda nada por crear y que la única manera de sobrevivir radica en el armado en base a otras películas preexistentes. Como sucedió con una película de terror reciente, Smile, The Boogeyman se inscribe en el marco de esas películas tan calcadas en su patrón que detrás de ellas se desdibuja la responsabilidad de un autor detrás de cámara. Son películas-molde, inclusive, también en su temática predominante: narrativas concentradas en personajes obsesionados por traumas y cómo estos pasan de persona a persona o generación a generación. Tal y como decíamos, The Boogeyman está construida en base a otras películas de terror que están presentes dentro del imaginario popular. No como homenaje o referencia: aquí no hay una actitud reflexiva, ni posmoderna ni pop. En todo caso hay una aglomeración irreflexiva pero narrativa, como si hubieran puesto en una licuadora a The Babadook (Jennifer Kent, 2015), IT (Andy Muschietti, 2017), Insidious (James Wan, 2008) y Smile (Parker Finn,2022), incluso en relación a la última, The Boogeyman presenta fragmentos de escenas similares, mismas ideas visuales que están presentes e incluso un clímax casi calcado.
¿Qué nos queda? The Boogeyman está inspirada en un viejo cuento de Stephen King. Debo decir que no tuve la oportunidad de leerlo pero sí sé que el comienzo y la sesión entre el psicólogo y un paciente que cuenta su historia están tomados, como punto de partida, de dicho cuento. Tal vez por eso resaltan dentro de una historia ya vista una y mil veces, donde no hay una sola idea original y lo único que queda es el talento de su director que, cuando lo dejan en la constricción del esquema industrial al que va a tener que adaptarse, es capaz de crear algunas escenas de terror que logran su propósito. Las consecuencias de entrar a un club del que formar parte implica también morir un poco.
