El proyecto Adam

Por Amilcar Boetto

The Adam Project
EE.UU., 2022, 106′
Dirigida por Shawn Levy
Con Ryan Reynolds, Walker Scobell, Zoe Saldana, Catherine Keener, Jennifer Garner, Mark Ruffalo, Alex Mallari Jr., Milo Shandel, Lucie Guest, Braxton Bjerken, Ellie Harvie, Ben Wilkinson, Jessica Bodenarek, Esther Li

La memoria como algoritmo

A esta altura no debería sorprender a nadie el hecho de que Netflix utilice la información de sus  algoritmos para conocer cuáles son las prioridades de sus usuarios a la hora de elegir que  contenido ver y así desarrollar nuevos proyectos basados en esa información. Tampoco resulta  particularmente sorprendente pensar que un estudio del gusto basado en la matemática, ignorando distintos factores que pueden moldear la sensibilidad de un público, sea algo que  salga, en ocasiones, estrepitosamente mal. 

The Adam Project es el reciente gran estreno de Netflix. Pero también es una película que reproduce varios de  los aspectos que volvieron un éxito a Stranger Things (para empezar la presencia de Shawn Levy  en la dirección). Veamos: un niño atravesado por la trágica muerte de su padre -caracterizado por un sentido del humor particular- se encuentra con él mismo en su versión del futuro…con el fin emprender un viaje al pasado, reencontrarse con su padre y encontrar la manera de que los instrumentos que propician los viajes en el tiempo no caigan en manos de una empresaria codiciosa. Si, dicho así, pareciera que la trama no comparte muchos  puntos en común con Stranger Things, peeero la escritura siempre dista de la plasticidad de  las imágenes y del tono que estas proponen. En otras palabras: el mayor punto algorítmico en común entre Stranger Things y The Adam Project está en el tono (que por otra parte es un muy similar a casi todo el cine mainstream actual: desde Marvel hasta las últimas de Godzilla o inclusive a Ready Player One), es decir: ese pasaje fluido entre el drama familiar y la comedia verbal que se  plantea como un cuestionamiento a la diégesis de los viajes en el tiempo (de hechos apela al mismo humor que  encarnaba el personaje de Ant Man en Avengers: Endgame)…y a eso sumemos el código de aventura en plan de salvar al mundo

El problema de la pretendida autoconciencia en relación a la trama -en particular el ya mencionado humor en relación a los viajes en el tiempo- es que la misma es escasamente autoconciente. La reflexividad ha dejado de ser una herramienta consolidada de renovación para expresar, hoy por hoy, un tópico más de la pereza narrativa. La autoconciencia hoy nada tiene de sorprendente o de audaz. Y contrario a lo que parece, esa limitación incide en una alarmante falta de ideas. Frente a la falta, entonces, el algoritmo: el humor de El proyecto Adam parece salido de una formula funcional a las productoras dominantes de la industria cinematográfica actual, por eso no resulta gracioso a menos que tenga algún chispazo de originalidad que puede ser provisto por  algún guionista particular (Edgar Wright en Ant Man) o alguna actuación (es particular el nivel de  apatía que despierta Ryan Reynolds en esta película). Pero nada más: algoritmo mata innovación.

El humor de El proyecto Adam, obviamente, esta relacionado a la cultura pop, en particular la de los  80s (eterna fuente algortitmica para nostálgicos treinta-cuarenta-cincuentañeros como para nostálgicos de lo no vivido y nacidos en el siglo XXI). Se multiplican las referencias sobre Star Wars, Terminator y otros tantos. Pero el problema no radica en el uso de las referencias para despertar la  sensibilidad del espectador en algo que ya conoce, sino que vislumbra algo todavía peor -sobre la película y sobre el contexto cultural actual-: la imposibilidad de construir una diégesis en la que los elementos funcionen con autonomía por fuera de una iconografía ya reconocida. O dicho de otro modo: las referencias trabajan en la cabeza del espectador reponiendo lo que la película no crea con sus propios medios (la referencia a Terminator describe como es el mundo en el 2050 ahorrándose la molestia de mostrar imágenes de ese mundo post apocalíptico, sin pensar como puede ser un nuevo imaginario de la  destrucción ambiental, así como se referencia a Star Wars para explicar el funcionamiento del  arma que utiliza el personaje de Ryan Reynolds). Memorabilia audiovisual de la pereza  

Es una mentira insostenible que el cine se está muriendo (a lo sumo es asunto de una discusión  que no tiene que ver con esta nota), pero es, al menos considerable, el hecho de que la industria de mayor alcance se esté encargando de reproducir modelos de un cine perimido en su replica irreflexiva (aunque nos quiera hacer creer lo contrario) antes que encargarse de crear un imaginario que realmente se choque de frente con las incertidumbres del tensiones actuales. En esa explotación de una iconografía y de un tono ya extinto (curiosamente, los planos son memorabilistas en relación a sus referencias, pero a la vez muy difíciles de rememorar, por su condición de funcionalidad mezclada con negligencia), sobrevive el algoritmo.

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