Theater Camp
EE.UU., 2023, 95′
Dirigida por Molly Gordon y Nick Lieberman.
Elenco: Molly Gordon, Ben Platt, Jimmy Tatro, Noah Galvin, Patti Harrison, Nathan Lee Graham, Ayo Edebiri, Owen ThieleAlan Kim, Alexander Bello, Bailee Bonick, Kyndra Sanchez, Donovan Colan, Vivienne Sachs, Quinn Titcomb, Caroline Aaron y Amy Sedaris. Guion: Noah Galvin, Molly Gordon, Nick Lieberman, Ben Platt, basado en su propio corto homónimo. Fotografía: Nate Hurtsellers. Edición: Jon Philpot. Music: James McAlister y Mark Sonnenblick. Duración: 95 minutos.
Baby, remember my name
Ensayo general es la ampliación del corto homónimo estrenado en 2020, que contaba con Lieberman en solitario tras las cámaras, y Gordon delante de ellas, acompañada por Noah Galvin y Ben Platt. Los cuatro vuelven al ruedo con una película que, en plan falso documental, registra un verano en el campamento de teatro AdirondACTS. Apenas arranca, la fundadora del lugar sufre un colapso por las luces estroboscópicas de una obra infantil, y queda en coma. En reemplazo entra en escena su hijo Troy (Jimmy Tatro), un intento de influencer financiero que no parece muy interesado (o capacitado) para hacerse cargo del legado de su madre. A su pesar, no está solo en la cruzada: lo acompañan, entre los que aún conservan su trabajo, Glenn (Galvin), el encargado de mantenimiento y cuestiones técnicas, y la dupla conformada por Amos (Platt) y Rebecca-Diane (Gordon), profesores y mejores amigos desde la infancia. Después están, claro, los alumnos, un grupo de freaks y outcasts que encuentran en el campamento la oportunidad de desarrollar sus pasiones sin la mirada juiciosa de sus entornos.
Esto último es lo que determina en gran medida el espíritu de Ensayo general. Una suerte de venganza de los perdedores, donde el underdog está primero en las apuestas y es, en toda regla, el rey de la casa. Casi no existen rivalidades entre los niños, movidos siempre por el compañerismo y el deseo de triunfar. Los problemas interpersonales surgen entre los adultos: la ineficacia de Troy para dirigir el lugar, las rispideces clásicas del ámbito laboral entre los docentes, y los conflictos más profundos, aquellos sobre los que la película elige poner el foco. Por un lado, la relación de dependencia absoluta entre Amos y Rebecca-Diane, que comienza a agrietarse cuando uno de ellos tiene la posibilidad de abandonar la enseñanza y ser, finalmente, un artista. Y por el otro, en la que quizás sea la subtrama más interesante de la historia, está Glenn, un operador de tercera generación cuyos sueños y talento van mucho más allá de mover las luces y liderar al equipo técnico.
Si todo esto funciona es, en parte, por la gran calidad de los intérpretes, en particular del trío protagónico, cuyas historias fuera de la pantalla parecen ser no tan distintas a la de los alumnos que asisten a AdirondACTS. Después está el registro, con una cámara que opera como testigo y que potencia los momentos cómicos e incómodos, un poco a la manera de The Office. El gran acierto de Ensayo general está en la decisión de ser una comedia y no ser un musical, aunque sí una película con música que habla lo que sucede arriba y detrás de los escenarios. La diferencia es notable, más para un espectador como quién suscribe, que no es adepto a los musicales pero sí a los films que indagan sobre el proceso creativo de la música y que, además, son comedias. Acá me ven, un defensor acérrimo de títulos como Escuela de Rock o Begin Again. La película de Lieberman y Gordon se inscribe en esa tradición sin desatender al presente, con una mirada que entrecruza (siempre desde el humor) lo históricamente queer y festivo del mundo de los musicales con una actualidad más ligada al cinismo y al vacío de las redes sociales. De esa mixtura entre la tradición y la generación TikTok surgen los mejores momentos de Ensayo general, una propuesta divertida, emotiva y, por supuesto, celebratoria de las tablas y los reflectores.
