Foe
EE.UU.,- Australia – Reino Unido, 2023, 110′
Dirigida por Garth Davis
Con Saoirse Ronan, Paul Mescal, Aaron Pierre.
I, IA
¿Cómo podríamos definir a Intruso, la nueva película de Garth Davis? A simple vista, como un drama romántico con elementos de ciencia ficción. Año 2056, el planeta está arrasado por el cambio climático y la falta de recursos. Lejos de las grandes urbes, en una granja de tierra yerma donde no llueve desde hace años, viven Hen y Junior. Un matrimonio joven, interpretado por Saoirse Ronan y Paul Mescal, que una noche cualquiera son sorprendidos por un extraño, de traje, que les trae noticias. Junior ha sido seleccionado para un programa gubernamental, que implica irse a vivir a una estación espacial. Es el inicio de un proyecto que permitirá a la humanidad asentarse en otras latitudes del universo. Ante la negativa inicial, el extraño deja una advertencia: la invitación no es opcional. Es más bien un reclutamiento. La misión comenzará dentro de dos años, y la pareja tendrá ese tiempo para hacerse a la idea.
Con esta premisa, la película intenta explorar la dinámica matrimonial en una situación de crisis insólita. Como los paisajes que enmarcan la historia, desolados e inhóspitos, la relación de Hen y Junior se derrumba y parece estar destinada a vivir entre los escombros. Pero algo sucede con Junior: comienza a mostrarse más frágil, más introspectivo, y también dispuesto a salir del estancamiento. De repente, parece querer vivir su vínculo con Hen con el arrebato y la pasión de los que están recién enamorados. Sin embargo, siempre hay algo raro de fondo. Actitudes de uno y de otro que no terminan de cuajar; una incomodidad que se extiende, invade los espacios, y termina de manifestarse con la vuelta del agente del gobierno, un año después. Ahí, tanto la película como el personaje muestran sus verdaderas cartas: cuando Junior se vaya, su presencia será reemplazada con una “copia”, un entidad orgánica con inteligencia artificial que acompañará a Hen en su vida diaria.
Si parece que contamos demasiado del argumento, es porque Intruso redobla y modifica su premisa a medida que avanza. No es de extrañar, teniendo en cuenta que está basada en una novela de Iain Reid, el autor que también adaptó Charlie Kaufman en su enroscadísima Pienso en el final. Se evidencia una voluntad por complicar las cosas quizás más allá de lo necesario. Desde que ocurre la charla sobre la copia de Junior hasta la revelación final, la película ingresa en el terreno de lo obvio, dejando al descubierto el truco narrativo que nos impactará como un mazazo. La expresión no es gratuita; leí por ahí que esa vuelta de tuerca “impacta a los espectadores como un mazazo”. Bueno, quizás sea porque de chico vi El sexto día, aquella película donde clonaban a Arnold Schwarzenegger, pero lo cierto es que esa voladura de cabeza nunca llega, porque lo que se revela ya lo sabíamos hace rato.
Pero, ¿es acaso un plot twist anunciado capaz de invalidar una experiencia? Más allá de la evidente falta de sorpresa, lo que ocurre en el último tramo de Intruso va dejando huecos y suscitando preguntas. Sobre la verdadera naturaleza del proyecto, si lo que importa es el repoblamiento humano en otros planetas, o las posibilidades tecnológicas a partir de las copias con IA. Tal vez sean las dos. Aparecen también interrogantes más ligados a la practicidad, en plan “¿por qué tanto quilombo?”. La respuesta, claro, tiene que ver con cierta pretenciosidad, inherente a las historias donde la ciencia ficción abre una dimensión filosófica para cuestionar límites éticos y morales. Para ser justos, Intruso no termina lastrada por sus pretensiones, en parte porque la cámara encuadra con precisión ese mundo devastado, en parte porque sus dos protagonistas son intérpretes maravillosos que siempre deslumbran (aunque Mescal está quizás un poquito pasado). Pero sí termina siendo una propuesta a media máquina, más chica que sus ambiciones, a veces demasiado quieta, y con unos minutos finales por demás subrayados.
