La sudestada

Por Ludmila Ferreri

Argentina, 2023, 87′
Dirigida por Daniel Casabe & Edgardo Dieleke
Con Katja Alemann, Juan Carrasco, Edgardo Castro, Javier Bacchetta, Cachi Bratoz, Ana Garibaldi.

El mas allá y el mas acá

Montada sobre una serie de lugares comunes que perfectamente podrían remontarse al cine argentino de los 80 (un marido celoso le ordena a un detective privado que investigue a su esposa -de la que se está separando-…pero ella no es tan previsible y el espionaje deriva en una historia de atracción que tiene ribetes impensables), basada en una novela gráfica que es bien consciente de los lugares comunes sobre los que se asienta, pero fundamentalmente amparada en una serie de decisiones narrativas que hacen de todo el metraje una aventura rapsódica, La Sudestada fue, probablemente, una de las grandes sorpresas argentinas que deparó este Bafici 2023, lo que permite entender, también, con qué confianza venían encima los directores para encarar un estreno casi inmediato y pegado al mismo Bafici. 

Todo el tiempo, cuando nos enfrentamos a las imágenes extraterrestres de La Sudestada aparecen las dos posibilidades: creemos conocer y entender lo que estamos viendo, pero de un momento para otro opera un giro imprevisible que nos obliga a preguntarnos por eso que está ante nuestros ojos, como si en el fondo nos invitara a no creer demasiado en esos lugares comunes que prontamente implosionan. El producto de esa implosión es extraterrestre, porque nos obliga a mirar zonas y lugares que en mayor o menor medida conocemos como si fuera la primera vez. En alguna medida es como si la película le hablara a las convenciones del realismo pero al mismo tiempo las explotara hacia un territorio experimental. Por eso el avance narrativo no es tal, como si tuviéramos una piedra en el zapato que con el tiempo se nos fuera haciendo más persistente en la molestia hasta que, finalmente nos abandonáramos a sacarnos el zapato para hurgar sin encontrar el motivo. 

Pero el gran secreto de todo este dispositivo radica en los personajes como instrumento de ingreso a ese mundo onírico y real a la vez. Todo el tiempo Juan Carrasco, Katja Alemann y Edgardo Castro le están poniendo el cuerpo a ese desdoblamiento constante. Por un lado el melodrama detectivesco que no quiere ser tal, por otro la película sobre la manipulación y la amistad, y en el medio nosotros frente a una serie de hallazgos convertidos en personajes singularísimos (además de los mencionados es menester hablar del grupo de amigos, que debe ser una de las cofradías más queribles que el cine argentino haya entregado recientemente).

La Sudestada es un ovni hermoso e incomprensible a primera vista, pero a la vez es un ovni dotado de capacidades perceptivas que el cine argentino había perdido con los personajes y los espacios. Bajo su sofisticado sistema de capas, la película parece no pretender ninguna clase de ruido, como si lo suyo fuera un discreto silbido. Sería bueno comenzar a levantar la mirada: el cine argentino todavía puede reinventarse (y reinventarnos mundos).

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