#Polémica: Barbie

Por Ludmila Ferreri

EE. UU., 2023, 114′
Dirigida por Greta Gerwig.
Con Margot Robbie, Ryan Gosling, America Ferrera, Ariana Greenblatt, Kate McKinnon, Issa Rae, Will Ferrell, Michael Cera, Simu Liu, Kingsley Ben-Adir, John Cena, Dua Lipa, Rhea Perlman y Helen Mirren.

En contra

Elige tu propia aventura

En Hermosa Venganza (Promising young woman, Emerald Fenell, 2020), mucho público woke encontró una suerte de vía de salida para un movimiento ideológico que venía ordeando sus ideas en el marco del mainestream estadounidense al menos con un lustro de anticipación. De hecho entre 2019 y 2020 comenzó la avanzada de estrenos que buscaron hacerse eco en las demandas de un feminismo ya cada vez más popularizado y salido de la academia (o en todo caso la academia había triunfado instalando una agenda de manera naturalizada). Pero ese recorrido comenzó a encontrar algunos estorbos en el recorrido cuando todo se volvió un poco previsible. En ese sentido, si cualquier película con protagonistas mujeres iba a ser pasible de ser interpretada como “película de empoderamiento”, pues bien, entonces la sorpresa dejaría de ser tal para convertirse en un lamentable lugar común. “No, lamentable, no. Justo, en todo caso. Lamentable es la reproducción de lugares comunes del patriarcado” podría responderme alguien. El problema es que la agenda woke convirtió -falacia del hombre de paja de por medio- a todo aquello que no entre en lo “agendable” en representación de una hegemonia patriarcal que debe ser derrotada, pero sobre todas las cosas, controlada, que es el nuevo instrumento de la agenda woke: censura previa, control de contenidos, cancelación de personas y obras como si fueran homologables.

En este contexto encuentra su estreno Barbie, donde Greta Gerwig pone segunda y decide presionar más el acelerador de lo que ya lo hiciera en Mujercitas. En este caso, la película es un pathwork de intereses, perspectivas ideológicas y tonos. Por un lado una película que juega a ser cine para niños pero que se desarma muy rápidamente de esa pretensión. Por otro una película que juega a ser una reencarnación actual de a otrora contestataria NCA (Nueva Comedia Americana), pero que también, a los pocos minutos (aunque entregue grandes gags que acaso sean lo mejor de la película) cede. Una tercer película, desesperada por verbalizar y convertir en material cinematográfico un discurso cerradito que refiere a la agenda woke-feminista que mencionamos arriba. Por último, una película con un cinismo persistente, muy similar a los modos de Jason Reitman, que nos obliga a preguntarnos si todos los modos y tonos previamente mencionados deben ser tomados en serio y si, en el fondo no se nos están riendo en la cara (ver el plano final para más datos).

Es curioso el artefacto que configura Barbie, entonces. Por un lado es dueña de grandes momentos verbales, que dependen íntegramente de la capacidad de la dupla Gerwig-Baumbach como guionistas, quienes demuestran moverse mejor como creadores de comedia. Pero al mismo tiempo no hace más que atentar contra sus propias posibilidades al darnos la cabeza contra los soliloquios insoportables sobre el autodescubrimiento o la autopercepción, que son de una puerilidad atroz. En el medio, las pinceladas físicas de la NCA salvan el paso varias veces, incluso cuando empezamos a tomarnos al asunto en serio y a bostezar. Pero al mismo tiempo que sucede todo esto, cuando nos tiene lo suficientemente desorientados, despliega sus alas con especial cinismo, como si en el fondo no le importara nada de sus personajes o del mundo representado, pero tampoco parece importarle demasiado la agenda. Barbie fue escrita por una inteligencia artificial? Fue realizada luego de consultas con focus groups? No pareciera. Lo que tampoco parece es que resulte salida de una sola cabeza ni de dos ni de tres. Sino que, bien por el contrario, parece una realización colectiva ordenada en una etapa final, donde distintas posibilidades de lo que pudo ser se hacen presentes para confundirnos.

Cuando Barbie finaliza nos damos cuenta que pasamos por distintos estados de ánimo mientras la mirábamos: de la sensación de fábula a la risa implacable y cómplice de su humor pop (aunque si quiere el mismo efecto del pop pero bien aplicado busquen Dulces y peligrosas, la película que Barbie jamás podrá ser y en donde el feminismo es inteligencia y juego en serio), de ahí al tedio previsible de lo políticamente correcto verbalizado hasta el hartazgo, de ahí a la locura rapsódica durante algunas escenas caóticas, de ahí a la sensación de que todo el tiempo nos estuvieron tomando el pelo a la vez que nos pedían empatía. En ese juego peligroso de no hacerse cargo de nada para quedar bien con todos, Barbie deja en evidencia su particular inscripción en el presente. Por eso cuando la función termina todos parecen felices. Y cada cual elige su propia aventura en un cine anestesiado y sin riesgos.

¿Te gustó lo que leíste? Ayudanos con un Cafecito.

Invitame un café en cafecito.app

Comparte este artículo

Otros ArtÍculos Recientes

Enterate de todo...

Recibí gratis todas las novedades en tu correo a través de nuestro Newsletter