Transformers: el despertar de las bestias

Por Luciano Salgado

Transformers: Rise Of The Beasts
EE.UU., 2023, 127′
Dirigida por Steven Caple Jr.
Con Anthony Ramos, Dominique Fishback, Peter Cullen, Michelle Yeoh, Peter Dinklage, Ron Perlman, Pete Davidson, Colman Domingo, Dean Scott Vaquez, Luna Lauren Velez, Cristo Fernández, John DiMaggio y Michaela Jaé Rodriguez.

Volver sin futuro

Hay una necesidad de re escritura conveniente en los tiempos que corren, como si lo que no pudiera seguir corriendo fuera el tiempo pasado. Re escribir es una forma de apropiarse. No necesariamente de cancelar, pero si de reordenar recuerdos colectivos, como si con los años, con el marasmo de las inteligencias artificiales, jugáramos el juego de adelantarnos y re-memorar sobre la base de re-escribir un pasado que nunca fue. Una fantasmagoría. Un deepfake no tan deep y levemente fake. Y si le creemos que el pasado pudo haber sido así, entonces mejor, porque el trabajo fue bien hecho.

Antes de ver Transformers, la intercuela, me lo pasé viendo Friends desde la primera hasta la última temporada (en realidad ahora vamos por la séptima, pero el plan es claro) con mi novia. Y el efecto de re escritura y deep faking se me impuso en cada capítulo nuevo en súper alta definición: Mónica, Rachel, Phoebe, Chandler, Ross y Joey no sólo no habían envejecido un ápice (lo que es obvio: la sitcom arranca en 1993 y se emite hasta 2004) sino que en cada momento que veía los capítulos realmente esas personas volvían a ser jóvenes en el pasado, sino también en mi presente (no les explico la sensación rarísima que fue ver fotos o videos de ellos en la actualidad: el efecto de un vortex espacio temporal alternativo abierto en mi cerebro es poco). Al volver a ver no estaba reescribiendo ningún pasado, pero sí alterando la percepción de mi presente. 

Para qué cuento todo esto? Para entender la operación de Transformers: El despertar de las bestias, que altera el presente (aunque no llega a nuestro tiempo), que abre una línea temporal previa a las primeras Transformers de Michael Bay pero posteriores a los dibujos. Y que intenta, de alguna manera, spielberguianamente (quien aquí produce), con alusiones un poco toscas y un poco franeleras, que asumamos alguna clase de compromiso emocional con lo  que estamos viendo (algo que Bumblebee, situada en los 80s, lograba más y mejor porque había comprendido la herencia del padre Steven S). Por eso la intercuela que nos propone Transformers: El despertar de las bestias tiene algo de torpe, algo de honesto, algo de manipulador, algo de infantil y algo de especulación mal calculada, como si la película misma atentara contra su condición de negocio pensándose mucho mejor para adultos cuarentones levemente melancólicos que para niños o púberes de alguna clase.

En Transformers: El despertar de las bestias ni los personajes ni la historia pueden tomarse demasiado en serio ni demasiado en joda. Por lo que la operación de reescritura alternativa sale a la superficie y nos obliga a preguntarnos una y mil veces si hay un público disponible para esta clase de productos o para quien corre el auto DeLorean. Otra vez una nostalgia descorazonada que nos agarra con la guardia baja. Es muy poco para el pasado. Es mucho para esta época. Pero en definitiva es un cine para nadie.

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