Winnie the Pooh Miel y sangre

Por Santiago Gonzalez

Winnie the Pooh: Blood and Honey
Reino Unido, 2023, 84′
Dirigida por Rhys Frake-Waterfield
Con Amber Doig-Thorne, Danielle Scott, Maria Taylor, Danielle Ronald, Bao Tieu, May Kelly, Chris Cordell, Natasha Tosini, Marcus Massey, Gillian Broderick, Richard Harfst, Natasha Rose Mills, Paula Coiz, Craig David Dowsett, Richard D. Myers, Nikolai Leon, Mark Haldor.

Juguemos en el bosque

Explotación e imitación. La historia del cine tiene incontables ejemplos de explotación de personajes existentes y momentos constatables asi como imaginarios. La explotación no tiene límites, tiene ansias de ir por más, siempre. Por eso se alimenta de todo aquello que tenga alguna potencialidad de circulación pública. No es casual, entonces, que cada vez que una película se vuelve famosa -al punto de tener un efecto cultural medianamente persistente en la memoria- aparezcan imitadoras en un intento de continuar con el envión, prolongando el negocio. Y como en una mina de minerales, cuando la materia prima se acaba o cuando la demanda se termina, se abandona el material. 

Copyright/Marketing. La idea de una película de terror basada en los personajes originales de Winnie The Pooh se debe a un pequeño gran detalle: ya pasaron 100 años de su dominio privado y su copyright expiró al ingresar en el terreno de explotación pública (valga una aclaración: el nombre de Winnie y Piglet pueden usarse, pero su atuendo y características pertenecen a Disney, que no cede los derechos). ¿Qué pudo haber sucedido? Evidentemente un productor encontró ese dato y esa grieta y aprovechó la situación. Un movimiento de marketing increíble: al hacer una versión de terror se aseguró que la película tuviera atención por parte de medios especializados, fans y público casual. Y al parecer funcionó porque con un mínimo presupuesto de cien mil dólares hasta ahora recaudó un millón de dólares sólo en Estados Unidos.

Slashers & Robos. Winnie The pooh: miel y sangre sigue a un grupo de chicas que se topan con Winnie y Piglet, que al ser abandonados por su mejor amigo Christopher se convierten en asesinos sedientos de sangre de un momento a otro. ¿Arbitrario? Estamos ante un slasher con el tono más puro y duro del exploitation. No le pidamos tridimensionalidad ni memoria emotiva ni psicología profunda! De hecho, el inicio de la película, donde se nos explica por qué ambos se convierten en asesinos está narrada como si fuera un comic y se trata de una idea visual simpática a la vez que coherente con el tono de lo que vamos a ver.  Al mismo tiempo, la trama parece sacada de una de las secuelas de Wrong turn, incluso los personajes se comportan de esta manera, a la vez algunas escenas de asesinatos recuerdan a la infravalorada The strangers: prey at night (Johaness Roberts, 2018) y hasta hay espacio para referencias a Halloween kills (David Gordon Green, 2021) en una escena idéntica al clímax de aquella. Uno puede ver eso y pensar que estamos ante un robo descarado a muchos exponentes bastardos del slasher. A la vez podemos pensar que la película no tiene la menor personalidad. Pero seamos honestos… ¿No fue el cine exploitation muchas veces una amalgama de pelis que eran famosas? Zombi 2 (Lucio Fulci, 1978) se colgó del éxito de la película de George A. Romero pero también tenía una escena de un tiburón porque Tiburón (Steven Spielberg, 1975) había sido un éxito en Italia. Bueno, en esa amalgama de influencias, de robos descarados, de desvergüenza absoluta es en donde la película construye su mundo y su personalidad.

Máscaras & incredulidad. Sí, es cierto que es una película barata, que los diseños parecen simples máscaras -lo son: de hecho se nota que estamos ante dos hombres usándolas e incluso sacando al osito Piglet no se parece en absolutamente nada a los personajes originales-, pero tampoco parece importar demasiado si creemos en lo que vemos gracias a esa magia que supone la suspensión de la incredulidad, algo que aprendimos de niños y que aquí, curiosamente, con personajes infantiles, nos vuelve a pedir lo mismo: que creamos lo que vemos y sigamos el juego. Winnie The pooh: miel y sangre es una película pura y exclusivamente hecha para aprovecharse del copyright, pero también es más que eso porque depende de nosotros y nuestras ganas de jugar. Teniendo en cuenta su éxito, que va a salir su secuela y que están pensando en repetir el mismo efecto con otros personajes infantiles, hay ya afiches de fans sobre el pato Donald. Podría decirse que lograron la fama. La cadena nunca para.

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