Raídos
Lo que la película en definitiva instala es esa sensación, pegajosa y molesta como el verano tropical, que produce ser testigos de la repetición de la historia, de un tiempo que gira en círculos y se empecina en mostrar solo su lado B, ese costado silenciado y tenaz en el que las nuevas generaciones no hacen más que repetir fatídicamente el camino seguido por las anteriores.