Super Dark Times
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Super Dark Times

No, Super Dark Times no es Stranger Things en su versión realista ni It pero merodea esos parajes como si necesitara reconocerse en algunas de esas marcas para luego diferenciarse. Lo interesante, precisamente, es cuando no logra una identificación adecuada y todos los tonos que toca suenan relativamente conocidos pero diferentes. Cuando no sabemos cuánto de lo que cuenta es un cuento de terror, cuanto es un cuento de amistad, cuanto es la historia de una comunidad, cuanto es la irrupción de la locura (como ese venado que atraviesa el vidrio del ventanal de la escuela, en el gran inicio de la película: literalmente la irrupción accidental de la violencia, que es otro de los temas de la película de principio a fin).

#Diariocinéfilo: Steven Spielberg, Inventor De Videojuegos
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#DiarioCinéfilo: Steven Spielberg, inventor de videojuegos

Aquí el autor de la nota, fascinado con la última película de Steven Spielberg, propone una serie de ideas inquietantes. Lo hace con un formato diferente al que acostumbramos a leer textos sobre cine, con párrafos breves pero concisos, al hueso. Cada una de esa ideas compone los 20 puntos. Quizás cuando lleguen al final quizás se sorprendan. Y se den cuenta que siempre estuvimos con algo frente a nuestros ojos pero nunca supimos verlo.

Ready Player One: Comienza El Juego
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Ready Player One: Comienza el juego

Si la cultura y el arte popular construyen representaciones, entonces lo que hace Spielberg con Ready Player One no es otra cosa que pensar una respuesta para un problema clave de todo lo que hemos venido diciendo: qué representaciones ha sabido construir la cultura popular durante el siglo XX y qué es lo que nosotros hicimos con eso. En este punto, se trata de una de las películas más autoconscientes, modernas y reflexivas (pero a la vez ligera, carente de solemnidad) sobre la propia obra y la influencia del mismo niño Steven (un niño septuagenario, como el personaje de Halliday) sobre el mundo de las representaciones audiovisuales.

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The comedian

The Comedian no logra definir para dónde quiere ir. Ni chicha ni limonada: no sabemos cómo juega con los géneros, ni si es una comedia lisa y llana ni si es una película romántica. O si apenas se trata de una historia pequeña y sensible sobre derrotados. Hay algo de todo eso, pero uno que no tiene idea de qué hacer con todo ese material junto. Pero acaso ese sea el peor de sus problemas. Porque el gran faltante de fondo es que se trata de una película sin corazón. Está vacía, en automático.

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