#PostBafici 2018 – (9): Blue my Mind
A su vez esa bendita maduración no precisa de grandes movimientos. A veces, apenas, se trata de un breve corrimiento, de salirse de un lugar establecido. En otros casos, en cambio, el salto es explícito, extremo, por lo que algo traumático acompaña el proceso.
La pregunta sobre este subgénero en cuestión cabe perfectamente en la cabeza de Lisa Brühlmann, directora de Blue my mind, quien debe haberse preguntado cómo se podía retornar al relato de un tipo de narración quizás algo remanida hoy en día. Y frente a las preguntas posibles parece haber jugado todas las cartas a mano: no solo estamos ante un coming of age tradicional con adolescente que busca entender su lugar en el mundo recién llegada a un lugar que desconoce, sino que la película adopta una voluntad, que es la peligrosa tentativa de literalizar ese cambio.