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Fantasma vuelve al pueblo

Fantasma vuelve al pueblo, amén de la literalidad poco poética de su título y opuesta a los nombres elípticos del NCA, parece una película de otra época. Parece una película de Trapero, de Rejtman, de Caetano, de Moscoso. Incluso hay algo del cine de Rebella-Stoll aquí (no hay que ir muy lejos para darse cuenta de esto con el protagonismo de Alfonso Tort y su rostro inexpugnable). Fantasma vuelve al pueblo parece una película hecha por un joven de los años 90, de finales el menemismo. De hecho el comentario no es ocioso ni casual: todo lo que vemos en ese retorno del protagonista con nombre espectral, que retorna a un pueblo pequeño en Misiones, nos regresa a los 90s, como si ese espacio se hubiera quedado detenido en el tiempo en el que le mismo personaje lo abandonó. CDs, locutorios, cervezas y juegos en la calle con una sugerente ausencia de celulares, casas paternas detenidas en un tiempo todavía más lejano, música que remite a éxitos avejentados (pero sin ningún guiño retro, aclaremos).

Palmer
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Palmer

No sé cuánto asidero debamos darle a los rumores que indican que alguna vez este proyecto perteneció a la factoría Malpaso. No sé cuánto debamos creerle a quienes dicen que alguna vez este proyecto fue pensado para ser protagonizado por Hugh Jackman y por Abigail Breslin hace más de una década y media. Lo curioso es que si los rumores fueran ciertos (algo ciertamente incomprobable en el presente de fake news y de circulación de noticias de distinta índole) o no, poco importaría, porque, en todo caso, lo más importante siempre habría sido el verosímil. Y si algo hace de esos rumores que los consideremos posibles es porque intuímos un clima, un tono, un aroma detrás de esas elecciones actorales y esa producción aunque en esta versión de 2021 los actores sean otros, la producción sea otra y la dirección haya quedado en manos de un artesano competente. Quizás no nos importe demasiado la marca autoral de un director, de un actor o de un productor, o siquiera de un guionista, porque lo que narra Palmer no deja de ser una pequeña victoria del verosímil, de la suspensión de la incredulidad por sobre cualquier forma de demanda de credibilidad para el presente.

Vendrá La Muerte Y Tendrá Tus Ojos
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Vendrá la muerte y tendrá tus ojos

Ana (Amparo Noguera) y Maria (Julieta Figueroa) se aman. De eso no hay dudas como lo muestra la ternura con que se acarician, se miran y se besan, abrazadas y recostadas juntas en una hamaca paraguaya en la escena del comienzo. En medio de este marco de exaltación amorosa, Vendrá la muerte y tendrá tus ojos nos invita a pensar qué clase de amor es el que enlaza a estas dos mujeres. ¿Se trata de un amor pasión, del amor romántico o de uno advertido del imposible estructural que lo habita?

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