Obi Wan Kenobi
El Jedi sabio, decidido y competente que supo interpretar Ewan McGregor se ve degradado a la condición de pobre mortal. Trajina su rutina, digna del día de la marmota, en un frigorífico a temperatura ambiente cortando prolijos cachos de carne de algún monstruo intergaláctico. En Tatooine no conocen la polenta. Para colmo, no queda claro si el trocito que se guarda todos los días al final de la jornada en un bolsillo interno, envuelto en un paño mugriento, se lo está currando o es parte de su magra pitanza imperial o convenio colectivo republicano. ¿Está bien? ¿Está mal? Ahí vuelve mi hijo; le voy a preguntar qué opina.