Fuerza Bruta
Tuvo que estrenarse un exponente coreano para que recordemos lo que es el verdadero cine de acción. Ese cine de acción que necesitamos y que muchas veces nos olvidamos de que nos merecemos. Ese que no está hecho de ideologismos baratos, alegorías culposas y corrección política. Ese donde todo es directo al hueso, donde el idioma se construye desde el cuerpo, donde el humor manda y no hay lugar para vacilaciones. Fuerza bruta vino a despabilarnos como corresponde: a patadas y piñas, con una convicción arrolladora y, a la vez, perfectamente lógica.