Decisión De Partir
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Decisión de partir

De la camada de directores que marcaron el surgimiento del nuevo cine coreano (o, por lo menos, los que llegaron a festivales y al público occidental), Park Chan-wook siempre fue el más barroco de todos. Por lejos. Allá por los inicios del nuevo siglo, a más de uno se nos voló la cabeza y la pantalla con Sympathy for Mr. Vengance y Oldboy, películas excesivas, virtuosas, enchastrosas, medio inentendibles, violentas, inexplicables. Park no solo venía a aportar algo nuevo, sino que además lo hacía sin ningún tipo de justificativo o verosímil más que la potencia de sus imágenes y de su montaje. El cine de Park Chan-wook existe en y para el cine.

Una Femmina: Código De Silencio
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Una femmina: código de silencio

Todo esto viene al caso del estreno de Una femmina: código de silencio, que pone a una mujer en el centro de una suerte de melodrama familiar shakespereano, pero que, fundamentalmente, revisita al cine de gángsters, ya no desde la tradición americana sino desde una perspectiva verista (justificando el origen del realizador en el cine documental) y local en el marco del cine italiano, pero siempre con un ojo puesto en el cine de familias mafiosas, claro está…pero con una gran variante, que supone, precisamente, el cambio de punto de observación.

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