Una femmina: código de silencio

Por Gabriel Santiago Suede

Una femmina
Italia, 2022, 120′
Dirigida por Francesco Costabile.
Con Lina Siciliano, Fabrizio Ferracane, Anna Maria De Luca, Simona Malato, Luca Massaro, Vincenzo Di Rosa, Mario Russo y Pina Turco.

Una voz en el teléfono

Los procesos de desmitificación encontraron, en los géneros cinematográficos y sus tradiciones, al menos, un lugar en el que poder hacer pie para un discurso de resistencia contra los modos de representación habituales. En este aspecto, desde hace rato que algunos géneros muestran una tendencia a ser revisitados ya no con ánimo paródico ni incluso particularmente satírico.Sino lisa y llanamente con una perspectiva de cambio de eje, cambio del punto de vista tradicionalmente adoptado para esos géneros (con lo impreciso de esta última frase, ya que si algo no sucede con los géneros es que los podamos leer como discursos monocordes iguales a si mismos a lo largo de la historia).

Todo esto viene al caso del estreno de Una femmina: código de silencio, que pone a una mujer en el centro de una suerte de melodrama familiar shakespereano, pero que, fundamentalmente, revisita al cine de gángsters, ya no desde la tradición americana sino desde una perspectiva verista (justificando el origen del realizador en el cine documental) y local en el marco del cine italiano, pero siempre con un ojo puesto en el cine de familias mafiosas, claro está…pero con una gran variante, que supone, precisamente, el cambio de punto de observación, donde las mujeres cambian el rol habitualmente asignado por culturas fuertemente patriarcales como la de la mafia.

Pero la revisión precisa de los géneros y el discurso centralizado y machista no tiñe a toda la película de una serie de postulados progres. No: Una femmina encuentra, en la estrategia común de salida de esas mujeres (respecto de la opresión sufrida por parte de los hombres), un modo narrativo de comentar a los géneros desde el presente pero no mediante una bajada de línea tan obvia como previsible, sino mediante la integración de la mirada ideológica al recorrido dramático de los personajes. No se habla a través de ellos, sino que ellos son portadores de su propia voz.

En su giro copernicano desde una filmografía que supo heredarle al cine americano una tradición cultural, Una femmina encuentra una vía (la venganza como herramienta de salida), un personaje (Rosa, la notable Lina Sicialiano a la que hay que seguir muy de cerca) y un modo de pensar los géneros capaz de escaparle a la agenda para, desde el mundo representado, interpelar con furia, sonido y narración las iniquidades que el mismo cine se dedicó a natularalizar y silenciar.

¿Te gustó lo que leíste? Ayudanos con un Cafecito.

Invitame un café en cafecito.app

Comparte este artículo

Otros ArtÍculos Recientes

Enterate de todo...

Recibí gratis todas las novedades en tu correo a través de nuestro Newsletter