So Long, My Son
Sería difícil describir lo que lloré y lo hermosa y profundamente mal que la pasé mientras miraba So Long, My Son. Sé que desde mi (relativamente) reciente paternidad soy blanco fácil para cualquier historia que involucre el vínculo padres/hijos, pero también resultaba evidente en la función en la que vi la película (la sala más grande del complejo, repleta) que sobre todos sobrevolaba una angustia silenciosa y ajustada, que se confirmó definitivamente en el final con una resonancia prolongada de narices y pañuelos mojados con lágrimas de tristeza/felicidad/nudo-en-la-garganta-imposible-de-disolver.