A Night of Knowing Nothing

Por Aníbal Perotti

India, 2021, 95′
Dirigida por Payal Kapadia

Lo personal y lo colectivo

La fascinante opera prima de Payal Kapadia es una película profundamente singular que mezcla el documental con el ensayo poético y el cine experimental. La joven cineasta asume el desafío de reinventar las viejas formas, revivir las imágenes y ficcionalizar una realidad indecible. A través de las cartas de una estudiante de cine a su amante ausente, Kapadia construye la pintura personal de una parte de la juventud de su país incluyendo los testimonios de sus amigos: sus sueños, sus recuerdos y sus angustias. La película parece un pasillo que atravesamos en la oscuridad y que iluminado de otra forma cobra una dimensión diferente, pasando con una notable fluidez de un relato intimista a un crudo documental sobre un movimiento de protesta. El material de archivo muestra cómo se superponen el tiempo y la memoria. La original combinación de películas familiares, cámaras de vigilancia, recortes de diarios, registros de huelgas o recreaciones en 16 mm de jóvenes bailando o en manifestaciones, genera la sensación de estar mirando viejas imágenes mientras la película evoca temas actuales. La música, los sonidos y los ruidos construyen una nueva capa espacial y sensorial. Las imágenes se vuelven atemporales provocando una suerte de continuidad, como si las voces de protesta por la democracia, la libertad de expresión y la igualdad fueran luchas interminables. La película va de lo personal a lo colectivo tomando caminos tan inesperados como estimulantes, buscando lo que no es fácil de ver o indagando sobre lo que no se puede hablar a plena luz del día.

A Night of Knowing Nothing es una película romántica y política. Porque el amor es político, especialmente en la India donde persisten las diferencias de casta, clase y religión. La cineasta no puede hablar de la juventud sin hablar de amor. La historia epistolar nos cuenta, entre tiernas declaraciones y nostalgias alucinadas, que el misterioso amante fue encerrado por su familia por pertenecer a una casta considerada superior. El amante no tendrá imagen, ni rostro, ni voz. Las cartas son una suerte de diario poético que abarca muchos años y trasluce luchas personales y sociales. También hay páginas en blanco y otras arrancadas en las que el sonido tiene un rol fundamental. El montaje sonoro entre ríos, grillos, ruidos y jadeos expande la imaginación. Sonidos de imágenes perdidas sugieren recónditos fuera de campo. Los ruidos de la memoria enrarecen las escenas cotidianas. Un clima de ensueño diluye las fronteras entre los diferentes registros. La memoria controla a la Historia. La memoria personal es una clave para comprender el mundo y un maravilloso punto de partida. La tradición férrea de castas se conecta con la huelga de estudiantes de cine y confluye en una arenga política inusual. Una historia de amor imposible que perdura mucho después de la ruptura rastreada con una voz poética. Y luego la protesta, la denuncia y la represión, que se entrecruzan con el primer movimiento: angustia y revuelta retumban al unísono tejiendo su manifiesto por un cine libre. 

Una alquimia única consigue que la película vibre de dolor y tiemble de ira conservando un abismo de alegría en el fondo de su corazón. Una maraña de saberes entrelaza la experiencia y el olvido. La languidez de una memoria difusa, las voces, las sombras y un sueño transformador que pierde fuerza. La narradora se muestra escéptica sobre su futuro, la vida en el campus se ha vuelto más rígida desde la llegada de un actor, miembro del partido nacionalista hindú, como nuevo director de la universidad. Ella y sus compañeros desean mantener el pasado y preservar el futuro, tejer hilos de esperanza. Entre la tristeza de una relación epistolar que se ha vuelto unilateral y la frustración de los estudiantes de la escuela de cine, Payal Kapadia reinventa un cine político explosivo gracias a un montaje que alterna escenas íntimas con otras pobladas de furia colectiva. Finalmente cae la noche, las figuras humanas se oscurecen en busca de una abstracción onírica, la película termina y cuesta levantarse de la butaca. A Night of Knowing Nothing es mucho más que una extraordinaria película de amor y rebelión, es una obra que trasciende la cultura, traspasa fronteras y anima grandes emociones.

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