Tell Me Who I Am
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Tell me who I am

El documental de Netflix Tell me who I am expresa la tensión e hibridación de estas dos formas básicas de trascendencia, aunque articuladas a través de un espejo muy especial: la experiencia de los hermanos gemelos. Quien conoce aunque mínimamente de cerca un par de hermanos gemelos, tiene perfectamente claro que la profundidad y el carácter de la conexión entre esos dos individuos genéticamente iguales es algo casi insondable. La sentencia “tú eres eso”, que para Joseph Campbell define la esencia espiritual de la empatía, no podía ser más adecuada para esta condición.

El Camino
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El Camino

Todo muy interesante, pero: ¿qué era necesario cambiar en Jesse Pinkman? ¿qué parte de su naturaleza podía o debía ser redimida? Un muchacho con buen corazón que se equivocó, varias veces, si. Debe haber sido el mayor emisor y destinatario de empatía en toda la serie. Jesse fue consistentemente durante todas las temporadas de Breaking Bad un personaje extremadamente voluble. Su inseguridad o su buen corazón lo hicieron vulnerable -en el pasado- a la manipulación de (digamos) tres fuerzas: las drogas, su novia Jane Margolis y Walter White. Pero ninguno de ellos está ahí ahora para orientar su redención, para mostrarle el camino; de ahí que Jesse se encuentre por primera vez en soledad, al borde de la libertad.

Guasón (Ii)
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Guasón (II)

Lo primero que lamentamos es que esta historia de origen se queda pronto con muy poco misterio entre manos. Le recorta al Guasón una porción muy importante de su proverbial oscuridad caótica porque maneja una tesis maestra: hay que explicar al personaje. Así, corre el riesgo de comerse todo el relato a fuerza de sociología barata y zapatos de payaso. El Guasón es, además -oh signo de los tiempos-, una víctima paradigmática. La salida del closet de su psicología tortuosa se explicaría como la resultante calculable, el fruto podrido de determinantes que se pueden analizar y descomponer. El sujeto es entonces, (a)penas, un síntoma.

Charlie Says
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Charlie Says

La manipulación de Manson, por tanto, se nos presenta como el gran enigma de la película, pero en lugar de reconstruirlo, el guión parece listar apenas un par de puntos claros, aunque narrativamente poco interesantes. El primero, los “daddy issues”. Los parlamentos de Manson hacen palanca permanentemente, aunque con un freudismo hippie de estudiante de psicología entusiasmado en el CBC, sobre el punto de apoyo de los temitas no resueltos con papá y sus traumas asociados.

When They See Us

When they see us

A diferencia de cualquier ficción, las reproducciones dramático-documentales de hechos recientes agregan el problema no menor de su exactitud, su veracidad y la necesidad de contrastar la narración con fuentes extrafílmicas. En hechos que se trascienden hacia una significación política, el riesgo quizá no sea tanto ser operado por discursos mediáticos o cinematográficos, inevitable, como exponerse de manera desbalanceada a las distintas operaciones. No podemos más que confesarnos que será cierto diferencial de observación, creencia y experiencia el que llene los huecos de cualquier controversia: por suerte o por desgracia, este es el límite.

Nada Es Privado
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Nada es privado

Por supuesto, hay intentos más prosaicos y evidentes de manipulación como The great hack (Nada es privado, NEP), el documental de Netflix que trata de convencernos por medio de la narración audiovisual que somos potenciales víctimas de un sistema perverso de manipulación. Lo dije sin spoiler alert, sepan disculpar. Este documental de Netflix gira en torno un par de cuestiones serias, atendibles y en algunos casos probadas, aunque “docudrama” sería una descripción más precisa debido al tratamiento ficcional de sus materiales

Stockholm
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Stockholm

Tengo la mala costumbre de preguntarme para qué se hacen ciertas películas. Sobre todo, cuando se recrean sucesos reales. El Síndrome de Estocolmo forma ya parte de la cultura mediática para explicar algunos casos de la sección de noticias policiales, y recientemente se ha extendido a los de violencia doméstica. En caso de que quien lea estas líneas jamás haya visto un noticiero, baste decir que describe el vínculo afectivo que se forma entre un rehén y sus captores. La denominación de origen de esta condición se relaciona con el intento de robo al Banco de Crédito de esa ciudad en 1973, cuya historia rescata esta película.

Kursk
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Kursk

a familia del mar sería el compartimiento estanco central de esta película, que bien podría leerse como un ensayo sobre los límites, ergo sobre la identidad: la propia familia, la fraternidad de los camaradas, el ejército todo, el Estado, el resto del mundo. En un mundo perfecto, todos estos universos se imbricarían ordenadamente unos en otros como una serie de muñecas rusas. Pero a casi tres décadas de la caída del muro, todavía no estamos en el cándido y mejor de los mundos posibles.

Clímax
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Clímax

“Fama filmada por el Marqués de Sade con una steady cam”. Como todo hype, la línea de crítica que han elegido destacar en grandes caracteres para la promoción de Clímax es excesiva y desorientada. Estimo que sí, que al filósofo y Marqués le habrían encantado las mil variantes del POV de este experimento sociológico con visos de ritual, pero supongo que habrían aparecido múltiples diferencias de método.

Glass
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Glass

Una interpretación rapidita, con fritas, comenzaría y terminaría con las mismas dos preguntas que planteaban “X-Men” y “Los increíbles”: 1) En este mundo que invita a festejar la diferencia y a la vez es alérgico a las jerarquías ¿tengo derecho a ser especial y a decirle mi verdad al mundo? Al extremo: ¿hasta dónde es aceptable la individualidad?; 2) ¿Qué mundo es mejor: el escenario de los enfrentamientos de estos destacados individuos, héroes y villanos, o la apacible utopía horizontal? Como sea que se respondan ambas preguntas, la emergencia de lo individual es inevitable, aun contra las peores circunstancias.

Fin del Contenido

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