Argentina, 2019, 88′
Dirigida por Manuel Ferrari
Con Esteban Menis, Manuela Martelli, Alejandro Goic
Recomenzar
En De la Noche a la Mañana, el personaje de Esteban Menis experimenta un proceso, en algunos aspectos, similar al del protagonista de Vientos de Agua. Es un proceso que está (fuerte y sutilmente al mismo tiempo) ligado a un problema económico-cultural: consecuencias de ser un profesional recibido que no puede insertarse en el sistema (en ambos casos se trata de arquitectos, habría que preguntarse por qué). En este caso nuestro vecino Chile funciona como el lugar hostil/idílico donde eso tan normal que en nuestro país parece una fantasía está al alcance de la mano: se puede trabajar y ganar mucho dinero. Pero (y acá es donde la hostilidad dice presente) hay terremotos, y hay (como en Burning de Lee Chang-Dong) empresarios new rich que ofrecen tantas comodidades que asusta (porque, como reza el refrán, si la limosna es de cuantía hasta el santo desconfía).
Pero en un comienzo, Chile no representa eso. Al iniciar el viaje del protagonista a Valparaíso, notamos que hay algo extraño y es que el viaje no parecía tan serio como él lo pintaba (lejos de la supuesta “gran oportunidad”). Es más, parece como si todo hubiera sido un invento suyo: le pierden las valijas, la facultad está tomada. Y aquí es el momento donde podemos asumir que más que gran oportunidad el viaje le significaba un escape a esa crisis que le estaba generando, no solo su economía, sino que el embarazo de su mujer, por lo tanto, la prueba irrefutable de que los años pasan y es hora de hacerse cargo. En este punto es donde aparece Moretti, en el punto de la angustia no admitida y redimida en lo político (recordemos la ira que se auto provoca el director-actor italiano en Aprile cuando la derecha gana las elecciones) como forma de escaparse de asumir su crisis de mediana edad. En el caso del film de Ferrari la somatización no está en en la política, sintomática directamente en sus mareos provocados por el pánico (como un breve excursus: quien estudie sobre el romanticismo alemán descubrirá fácilmente que varios artistas murieron en plena locura generado por melancolía o tendencias suicidas, es interesante la idea de que cada época puede representarse según las enfermedades mentales que se vuelven más comunes, dos ejemplos de eso serían la esquizofrenia paranoide en la época de la guerra fría y, en la actualidad, la ansiedad y el pánico como síntoma de una época de nihilismo hipercomunicacional).
Chile se va resignificando siempre para el personaje, pasando de ser una tierra hostil de terremotos a una tierra fértil de oportunidades increíbles, pero siempre un lugar anómalo, extraño, exótico. Chile representa, para él, rebotes constantes, ir de un lugar a otro con su subjetividad prácticamente apagada. Quizás las únicas dos decisiones que toma el personaje son ir a Chile, en aquella bella escena en donde despide a su mujer del aeropuerto, quizás la única escena de la película donde hay más de un plano y es para oponer a él de su mujer, a su “nueva juventud” que va a encontrar en Chile con su paso a la madurez que está abandonando, su hijo por nacer, sus responsabilidades, e irse de Chile. Por eso, no hay que confundir, aquí no hay vagabundeo, hay rebote, hay desplazamiento, desvío, voluntario en un principio y luego automático. El personaje no se apodera del espacio, el espacio se apodera de él.
Cuando el personaje está en Valparaíso, pareciera que no existen en él marcas de la vida que dejó, salvo cuando aparecen los momentos de duda, las pausas. La interpretación por momentos fantasmal, por momentos neurótica y por momentos desesperada (en el sentido de la urgencia, del pánico, en una de las escenas finales cuando huye del terremoto se ve claramente ese tono que augura una angustia -Moretti de nuevo, llorando por haber llevado a su hijo a ver una película horrible se hace presente en este tono de sobre angustia sintomática-) de Eugenio Menis deja lugar a una ambigüedad constante entre la intromisión total al nuevo mundo de su nueva juventud y el otro mundo que abandono, su flamante madurez representada por la concepción de un hjio. Su interpretación oscila entre la pasividad y la potencial angustia de una manera tan concreta visualmente que nos permite sentir esta lejanía constante del personaje con Chile y, al mismo tiempo, esta tensión entre que tan sumergido está en la fascinación/horror hacia estas nuevas tierras y que tanto extraña lo que dejó.