Jim & Andy : The great beyond (1)

Por Cecilia Martínez

A varios de los integrantes de Perro Blanco nos tomó por sorpresa esta película, que forma parte de la sección No estrenos pero que merecería ser exhibida en cines urgentemente. No solo se trata de una gran gran película sobre la actuación sino que tiene la capacidad de exceder ese problema. En el medio habla de la identidad, del fracaso, de las relaciones con quienes nos rodean y el rol que adoptamos. Pero habla de mil cosas más. Y como somos glotones de cine, por más que sean varias notas a favor, vamos a publicar tres reseñas sobre esta película extraordinaria. La primera es la que van a leer aquí debajo. En los siguientes días se sucederán las siguientes. Lean y disfruten, porque hay alma, corazón y vida, pero también una tristeza infinita detrás de todas estas palabras.

Jim & Andy: The Great Beyond
EE.UU.- Canadá, 2017, 94′
Dirigida por Chris Smith
Con Jim Carrey

“Si vas a fracasar en algo, mejor fracasá en algo que te guste”

Por Cecilia Martinez

Esa frase sigue resonando en mi cabeza varios días después de haber visto la película. La vuelvo a ver y de nuevo reparo en eso, tal vez por el momento por el que estoy atravesando, que parece acumular fracasos en cosas que no me gustan. Pero tampoco sé bien, a esta altura de mi vida, qué me gusta. Entonces la frase se vuelve difusa, porque Jim Carrey sí lo sabía, siempre lo supo, desde que era chico y le hablaba a la pared con sus personajes.

Tal vez mi amor por el humor sea lo que me acerca tanto a esta película. Pero no cualquier tipo humor; el humor incómodo, el humor desconcertante, el humor de Andy Kaufman, que ahora vuelve en la forma de Jim Carrey recordando Man on the Moon.

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No conocía a Andy Kaufman, no conocía nada de él hasta que supe del estreno de Jim and Andy hará cosa de un mes y ahí la vi y quedé fascinada. Por el estilo, por la cara, por la mirada, por la gestualidad corporal, por el tipo de humor trágico, ese humor que jamás es “crowd pleaser” (para agradarle al público, como Tony Clifton le reclama a Spielberg sobre sus películas: “Tiburón fue lo último bueno que hiciste, el resto de tus películas solo quieren agradarle al público”). No, estamos hablando de otro tipo de humor, del que está en el extremo apuesto del numerito preparado y coreografiado. El humor de Andy Kaufman causa gracia porque incomoda; es el tipo que se para frente al público con cara de pánico y se queda en silencio hasta que ese silencio se vuelve incómodo y ahí dice una pequeña frase y la gente estalla, porque rompe con las expectativas y porque hay más realidad en ese gesto que en cualquier numerito ensayado. Es también el humor más anárquico y liberador, personificado acaso por Tony Clifton (el otro gran chiste de Andy y su socio Bob Zmuda), como bien explica Jim. La gente lo odiaba, pero ser Tony Clifton era sumamente liberador, tomar de punto a los arrogantes y someterlos a padecimientos infinitos con total impunidad.

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Hay algo más en ese humor. Jim dice que en un momento entendió qué era lo que quería la gente: la gente quería estar “free from concern”, libres de preocupaciones, y él iba a ser el tipo libre de preocupaciones. Pero hay otra cosa que la gente también busca: sentirnos no tan solos en la conciencia de la propia mediocridad. No queremos ver ganadores, ya los vemos en la vida real y nos repugnan; queremos ver perdedores. El humor de Andy Kaufman se acercaba a la gente porque la hacía sentir menos sola en su sentimiento de mediocridad. Era el tipo que se permitía fracasar, hacer cosas impensadas, estar en un escenario sin hacer nada, hacer, si se quiere, el ridículo.

Todo lo contrario a los standaperos (con sus numeritos aprendidos de memoria y repetidos ad nauseam), esa raza de seres destinados al olvido que jamás se acercarán a algo que tenga que ver con el humor, vestidos con sus pantalones chupines haciéndose los cancheros con anécdotas genéricas en el escenario. Ese tipo de manifestaciones siempre alejan, a menos que seas el ahora denostado Louis C. K. que la jugaba de loser genuino y le creías.

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Jim Carrey supo captar ese rasgo distintivo de Kaufman y llevarlo al paroxismo en sus propios registros cómicos. ¿Y quién mejor que él para ser Andy? Nadie, no hay nadie más. Jim and Andy es extraordinaria por un sinfín de cosas que no puedo ni empezar a enumerar, porque tiene tantas capas de sentido que no terminan nunca de agotarse. Es Andy Kaufman siendo Andy Kaufman y el público que no distinguía qué de todo era cierto y qué no; es Jim Carrey haciendo de Andy en escena y fuera de escena, desconcertando a todos (las expresiones de horror de técnicos, actores y del propio Milos Forman son el chiste más bello del mundo) y peleándose con varios, sin nadie saber qué era real; es la película Man on the Moon, en la que ambos son uno; es la familia de Andy conectando con Andy a través de Jim; es el racconto del Jim de hoy que afirma que él perdió todo el control y fue Andy en la película; es Jim diciendo que durante un tiempo dejó de ser Jim y eso lo liberó de su propia prisión pero también lo descolocó y no supo cómo volver a ser algo que no fuera Andy; es una puesta en abismo de personificaciones y representaciones; es estar ante ambos y eso es simplemente mágico.

Jim And Andy The Great Beyond 1

Jim Carrey ha alcanzado un estado de comprensión, conciencia y entendimiento que ojalá más de uno podamos alcanzar. Aspiro a tener esa paz, incluso en la incertidumbre y en la duda, pero paz al fin, de sabernos conectados con otras cosas que van más allá, con ese Great Beyond que da título a la película -que para Jim es el propio Andy-, de sabernos libres de las preocupaciones, de las presiones sociales, de las imposturas, free from concern.

Por supuesto que este nuevo Jim es denostado por la prensa y ridiculizado en sus raudas apariciones en eventos, con su barba y su existencialismo, porque ellos jamás entenderán nada más allá de su propia vacuidad. En diarios mediocres de acá y de afuera lo llaman “descenso a la locura”, “descenso al infierno”, ignorando su propio infierno: ser lo más llano y nimio del periodismo. Jim and Andy es simplemente extraordinaria, en el sentido de lo más bello y conmovedor que vi en mucho tiempo y en el sentido de algo fuera de lo común, fuera de todo lo esperado, como lo era Andy, como lo es hoy Jim. Y si esta versión de Jim de hoy es una broma como las de Andy, seremos su público y sus cómplices y lo ovacionaremos hasta las lágrimas con una bolsa de papel en la cabeza.

 

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