Vértigo

Por Gabriel Santiago Suede

Fall
EE.UU., 2022, 107′
Dirigida por Scott Mann
Con Grace Fulton, Virginia Gardner, Jeffrey Dean Morgan, Mason Gooding, Julia Pace Mitchell, Jasper Cole, Darrell Dennis

El morbo como sistema

Transpiración. La experiencia de ciertas películas debería limitarse a las salas de cine (y solamente a las salas de cine, asi como otra clase de films piden ser vistos en la intimidad del hogar, como el tech horror), porque nos demanda una relación fisiológica con lo que estamos vivenciando. A su vez esas películas piden una relación inmersiva, no mucho más allá de la quinta fila. Con la sensación de que la pantalla se nos viene encima. Ese cine-acontecimiento (que nada tiene que ver con los tanques gigantones y prepotentes) nos pide participación. Por eso es un cine al que también, tanta demanda de por medio, le deberíamos demandar cosas: confianza en las imágenes y en los sonidos antes que en los discursos verbalizados, confianza en el presente antes que en el pasado, confianza en la musculatura del espacio y los cuerpos antes que en la circulación de las palabras, que funciona como alquitrán, que pega las plantas de los pies al piso y no permiten desplazarse, en particular, no nos permite correr.

Demandas y entregas son las que nos proporciona, de manera oscilante, la experiencia de Fall (vamos a llamarla con su nombre original, porque llamarla Vértigo es insultante, pero qué lindo que es insultar al canon cada tanto…pero al menos hacerlo con altura) que nos tiene entre el sufrimiento y la transpiración en sus momentos más físicos, pero también entre el tedio y las ganas de abandonar el asunto cuando la película necesita taladrarnos a puro background. Pero hay algo que vincula a ambas sensaciones: el morbo de llegar al final es una sensación contradictoria de la que no nos podemos deshacer tan fácil. Ese ímpetu propio de una curiosidad cinéfila malsana nos obliga a apostar: bajan? se mueren? las rescatan? es todo una alucinación? Desarrollamos una variedad múltiple de posibilidades. Y en alguna medida se nos convierte en el principal atractivo para seguir sufriendo (con motivos valederos y con los otros, que nos hacen detestar el asunto). Por eso ya no podemos abandonar y necesitamos llegar al final. Es raro, pero posible. Otra de las cosas que nos dejan los survival que se estrenan a razón de uno por mes: no podemos no mirarlos, pero al mismo tiempo sabemos que nos van a decepcionar de algún modo. Pero el morbo, viejo.

Con el final, Fall intenta dar algunos giros de tuerca, obligándonos a recomponer los datos del guión en su inicio, lo que demuestra que no hay improvisación alguna en ella, y por eso mismo hasta sentimos que nos molesta un poquito más de lo habitual, porque percibimos que en su guión ingenioso hay mucho de cálculo y mucho más de desconfianza al fuera de campo informativo que los mejores exponentes del género siempre han entregado. Amén de los rebusques para embaucarnos y hacernos sentir un poco más estúpidos (“Cómo no me di cuenta antes?”), un puñado de escenas hacen que la experiencia de Fall valga la pena y el esfuerzo de sus 107′. Aunque haya más en el debe que en el haber.

¿Te gustó lo que leíste? Ayudanos con un Cafecito.

Invitame un café en cafecito.app

Comparte este artículo

Otros ArtÍculos Recientes

Enterate de todo...

Recibí gratis todas las novedades en tu correo a través de nuestro Newsletter