Descansar en paz 

Por Gabriel Santiago Suede

Argentina, 2024, 105′
Dirigida por Sebastián Borensztein.
Con Joaquín Furriel, Griselda Siciliani, Gabriel Goity y Lali Gonzalez.

El peso de la historia

El cine de Sebastian Borensztein no puede sobrevivir sin dos cosas, dos aspectos visibles: por un lado la relación de sus películas con los acontecimientos de la vida real y por otro el modo de abordarlos, habitualmente cargados de un trazo grueso sostenido sobre los estereotipos. No se trata de rasgos, al menos a primera vista, negativos. Al menos no en tanto y cuando el trazo grueso y los estereotipos no se conviertan en un modo realista de abordar los acontecimientos reales que, como dije, marcan una decidida persistencia en su cine.

Descansar en paz, en este punto, no aporta novedades al respecto, incluso aunque parezca a primera vista. Más bien diría que subraya esos componentes y los magnifica porque, a diferencia de la película anterior de Borensztein, La odisea de los giles, aquí no está el código de la comedia ni el tono del grotesco que, a primera vista, pueda alivianar la pretensión realista. Más bien sucede lo contrario, genera una demanda auxiliar al realismo del “basado en los hechos reales”, que genera una suerte de vaciamiento mutuo: el hecho real no se beneficia de los estereotipos y los estereotipos no se benefician del hecho real. 

El resultado es un costumbrismo de media intensidad, en donde lo costumbrista simplifica lo complejo de los hechos reales y los hechos reales le dan un cariz falsamente serio. En esa suerte de parasitismo mutuo, la película cifra sus esfuerzos para que no se nos imponga lo risible (algo que aflora plenamente cuando vemos a Furriel interpretar su papel de hombre quebrado por las circunstancias y cuando vemos a Siciliani interpretando su papel de mujer…quebrada por las circunstancias).

Cuando termina la película nos preguntamos qué clase de relaciones está empezando a establecer el cine argentino con el pasado histórico post dictadura, en particular con el de la década del 90, pasado al que, en similar dirección que se pensó los 70s, no hay interés en complejizar ni pensar más allá de los tropos olvidables que, aquí, se calcifican y exhiben una perspectiva osteoporósica de la historia.

¿Te gustó lo que leíste? Ayudanos con un Cafecito.

Invitame un café en cafecito.app

Comparte este artículo

Otros ArtÍculos Recientes

Enterate de todo...

Recibí gratis todas las novedades en tu correo a través de nuestro Newsletter