El gerente

Por Mariano Bizzio

Argentina, 2022, 104′
Dirigida por Ariel Winograd
Con Leonardo Sbaraglia, Amaia Salamanca, Cecilia Dopazo, Carla Peterson, Luis Luque, Ignacio Saralegui, Agustina Suasquita, Marina Bellati, Mónica Raiola, Martín Piroyansky

Letra y música

Me pasa algo absolutamente subjetivo con las películas de Ariel Winograd: creo que es un director que paso a paso gana en mayor nivel de profesionalismo, que filma con una capacidad de trabajo envidiable, que se rodea de los mejores equipos técnicos y profesionales del país, pero al mismo tiempo su cine se aleja cada vez más de las emociones genuinas que podíamos observar en sus primeras películas, como si en alguna medida la profesionalización lo hubiera llevado por un camino de constantes de burocratización de la imagen. En paradójico porque su cine está plagado de buenos personajes y buenas ideas, pero algo siempre parece extraviarse en el camino hacia el modelo, que, inevitablemente, gira en torno a los tonos de la Nueva Comedia Americana, a la que siempre vuelve de una u otra manera citando directa o indirectamente a películas de Apatow, Stiller,Hamburg, Stoller y algunos otros más.

El problema es que Winograd está empezando a perder algo que siempre estuvo en su cine, que era el timming cómico, que en este caso permanece en eso que todavía le da vida a sus películas (y a la comedia en general) que son los personajes secundarios, en donde descansa no solo el comic relief, sino la vitalidad de no sentirse atado a un formato emocional. En este punto, si hacemos converger los dos problemas, es en donde nos encuentra El gerente, que es una película sostenida sobre la base de una gran idea (la promoción delirante del gerente de Noblex que casi hace ir a la quiebra a la empresa en 2017 pero que termina por salvarla) pero que nunca termina de amoldarse a lo que quiere contar en el fondo, que va mucho más allá de la anécdota, a la que incluso releva a sendas secuencias de montaje, como si Winograd no quisiera narrar la emoción desesperante, sino pasar por alto esa excusa narrativa para ir a otras zonas, en donde los personajes podrían ser explotados.

El problema que tiene El gerente, entonces, es que en ella podemos ver potenciales de cosas que nunca explotan debidamente: un protagonista quedado en el tiempo, miedoso, obsesivo con no correr riesgos, una relación distante con su hijo adolescente, un divorcio no del todo resuelto con su ex, con la que se siente vinculado sentimentalmente aùn, una relación de amistad con el dueño de la empresa que es casi un padre, un vínculo de amor y respeto con un equipo de trabajo que lo banca en todas las circunstancias. Si lo pensamos con atención, todos los personajes que transitan por El gerente son, en mayor o menor medida, entrañables en potencia. Pero Winograd no logra explotar esas capacidades porque lo sigue excediendo la anécdota del conflicto central…del cual se está quitando el peso de encima todo el tiempo.

Como si tuviera las emociones anestesiadas, la película hace sus mejores intentos por forzar aquello que no surge naturalmente, orgánicamente. Las fuerza con la música, con el montaje, con la distancia de los planos, como si en alguna medida eso compensara algo que nunca supo ser explotado (por el contrario eso si funciona en otras películas suyas). El resultado es inevitable: nos sentimos en medio de un aparato publicitario, no uno narrativo. Nos sentimos parte de un juego que no logra incluirnos. Pero que se desespera por vendernos un producto que no puede colocar.

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