El sanatorio de la clepsidra (Wojciech Has, 1973)

Por Varios Autores

Esta sección nació para morir mil veces. O quizás en vez de Lost and found debió haberse llamado Quémese después de verse. Acaso porque al tratarse de links abiertos para películas raras, extrañas o difíciles de ver, esos links en cuestión no duran mucho en la red. O en algunos casos, suerte mediante, quizás hasta podemos tenerlos ahí donde están durante un tiempo prolongado. La realidad es que esta sección flamígera vuelve este mes por más material. Lo que no podemos asegurar es que ese material esté disponible siempre.

Sin lugar a dudas Wojciech Has es uno de los grandes nombres del cine polaco. El problema es que por fuera de ciertas fronteras (y no hablamos de las fronteras de Polonia ni de Europa, sino de las fronteras de la cinefilia pura y dura), exceptuando películas que lo hicieran célebre (como Manuscrito encontrado en Zaragoza, de 1964), en general se trata de un director casi desconocido. Has no es Roman Polanski, no es Kistof Kieslowski, no es Andrei Wajda, no es Jerzy Skolimowski, ni siquiera es Andrzej Zulawski. El talento extraordinario de Has no es un hecho ajeno a buena parte de los viejos cinéticos de cineclub. Lamentablemente, con el cambio de tecnologías en el plazo de los 80s hasta inicio de los 2000s sumió a su obra en un profundo olvido, naturalmente magnificado por la inaccesibilidad a buena parte de esa obra. Sin ir más lejos, gracias al fanatismo desatado de directores como Francis Ford Coppola y Martin Scorsese pudimos acceder, progresivamente, a la recuperación de ese material. Entre las películas que fueron recuperadas y remasterizadas se encuentra esta maravilla, una verdadera locura incomparable (aunque, a decir verdad, algo de sus imágenes resuena en una improbable mezcla entre el cine de Tarkovski, Herzog y Zulawski).

Poco sentido tiene narrar algo parecido al argumento de la película, sobre la cual es poca la información que se pueda adelantar. En todo caso apenas si podemos contarles el punto de partida: un hijo decide visitar a su padre, quien se encuentra al borde de la muerte. El viaje lo realiza en un tren que funciona como un verdadero pasadizo a otro mundo: en ese medio de transporte conocerá a pasajeros sumidos en una suerte de trance acorde a las características del tren, que termina siendo cualquier cosa menos un tren convencional. Pero eso es apenas un punto de partida, ya que al llegar al sanatorio en el que su padre se encuentra moribundo el protagonista, Joseph, comprobará que ese lugar es cualquier cosa menos un sanatorio convencional. Al mismo tiempo ninguno de los personajes que lo habitan parece estar en sus cabales. De a poco, todo el clima comienza a convertirse en una pesadilla sin retorno. Y, en efecto, el problema principal es ese: estamos ante una locura sin retorno, lanzados de lleno a un mundo cristalino y opaco a la vez. Aunque no lo crean no hay mucho más que podamos adelantarles. Y tampoco ayudaría mucho a clarificar la pesadilla que verán. Les recomendamos, eso si, acceder al link en cuestión, que les dejamos aquí abajo, ya que la previsualización del mismo no está disponible para verse en la página de la revista pero si del responsable de haber subido el material. Denle click AQUÍ y disfruten de esta maravilla.

Clepsidra

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