EE.UU. – China, 2024, 94′
Dirigida por Mike Mitchell & Stephanie Stine
Con voces de Jack Black, Angelina Jolie, Jackie Chan, Seth Rogen, Dustin Hoffman, Awkwafina, Viola Davis
El eterno loop
Como si la historia se repitiera, y la autoconciencia replicara en otra saga una autoconciencia previa (pero sin el mismo nivel de cinismo), Kung Fu Panda, en su cuarta entrega, rememora lo sucedido con Shrek, también de Dreamworks, que comenzó con un grado altísimo de autoconciencia para ir decantando en una suerte de autoexplotación decadente. Ahora bien, ¿no puede ser un poco injusto poner a la saga Kung Fu Panda en la misma dirección? Si y no. En todo caso la clave es preguntarse si la cuarta entrega de la saga sabe bien qué hacer o dejar de hacer con su propia tradición, pero también qué hacer con la relación con la cultura pop, algo que el cine mal llamado “infantil” ha explotado con persistencia en las últimas dos décadas (quizás con los antecedentes de Hércules, Toy Story y Las locuras del emperador, como las más sofisticadas pero no las únicas).
Cuando Kung Fu Panda 4 se aleja de sus veleidades pop y se concentra en la depuración narrativa clásica, las cosas fluyen correctamente y la película se entrega a una narrativa ciertamente crepuscular, que le sienta bien. Cuando acumula niveles de información de manera innecesaria, sentimos que la película envejece porque, en su afán modernizador, busca encontrar un volumen tridimensional a una historia que pide la bidimensionalidad de los mitos.
Todo lo anterior nos vuelve al problema de origen, que es el problema de narrar: para quien narrar? Los niños (y no tanto), están en condiciones de enfrentarse a la depuración clásica o debe abandonarse ese norte? Con cada nueva entrega de las formas de la narrativa autoconcsciente se vuelve cada vez más dificil confiar en la depuración narrativa. Hoy esos modos son una mala palabra, acaso asociados directamente con una idealización del pasado (“el clasicismo es reaccionario” se ha leído). ¿Qué le queda a películas como Kung Fu Panda 4? El tironeo entre personajes que anhelan el mito (el clasicismo) e intereses corporativos que lo anulan a fuerza de cinismo. En ese intersticio vive esta película híbrida.
