La venganza del soldado

Por Federico Karstulovich

Jawan
India, 2023, 165′
Dirigida por Atlee Kumar
Con Shah Rukh Khan y Deepika Padukone

Historias extraordinarias

¿Cuántas películas pueden entrar adentro de una película? Laura Citarella se hizo esa pregunta y se respondió a si misma con Trenque Lauquen. Mariano Llinás se respondió la misma pregunta con La Flor y con Historias extraordinarias. También se la hizo Raúl Ruiz y se la respondió con Misterios de Lisboa y con Las tres coronas del marinero (y tantas otras más). Pero antes esa pregunta había sido hecha y respondida por Wojciech Has y Manuscrito encontrado en Zaragoza. Existe el cine-río. Y su prole es limitada, pero está. Pero también existe el cine-archipiélago, donde un entramado de ramificaciones acuáticas parece desprenderse, pero en realidad pertenece al mismo torrente. A esa tradición pertenece la exhuberante (y lamentablemente poco vista) La Venganza del soldado, sin dudas una de las diez mejores películas de 2023 que, como ya nos pasara con RRR, nos llega tarde, cuando el año terminó.

La venganza del soldado no solo es exhuberante, torrencial y acuática como sus primeras imágenes, sino que es cine industrial puro y duro como ya no se hace en occidente (o como probablemente nunca se haga), precisamente porque, como es marca de la casa, no le teme el ridículo, a lo cursi, a lo mersa, al gusto por el folletín mas rastrero y decimonónico que tengamos a la vista (no por nada el melodrama indio supuso en algún momento la avanzada de la renovación de ese género cargado de excesos por donde se lo mire). Este cine no autoral tiene estrellas apabullantes, como lo son Shah Rukh Khan y Deepika Padukone, quienes no le hacen asco a nada: piñas, patadas, besos, torturas, muertes, resurrecciones pueblan la imágenes de La venganza del soldado, en donde el ralenti hace escuela a partir de un principio compositivo que hace estallar el verosímil por los aires: la apoteosis de lo férico (que no feérico, que es relativo a las hadas, sino ferico, relativo a los espectáculos de feria). Porque en Jawan está John Woo, está Peckinpah, está el cine de artes marciales, está el musical de Bolly y Tallywood pero también hay mil influencias más (las mas fuertes son las literarias, que obligan a rastrear a los personajes de Ponson Du Terrail, al conde de Montecristo de Alejandro Dumas y a varias otras cosas olvidadas por la cultura del siglo XXI).

Pero Jawan es cualquier cosa menos gratuita: es apabullante técnica y cinematográficamente porque logra mantener un torrente circulatorio narrativo que no le teme a retraerse para volver y bombear desde el corazón, que está en el pasado. Su guión es prodigioso en detalles recuperados varios minutos mas tarde, generando una compleja red de interconexiones lógicas perfectas y sustentables incluso para el verosímil estallado del folletinazo que nos tira por la cebeza que incluye política, familias, padres e hijos, generaciones completas, hombres y mujeres que entregan su vida, dinero circulando, y, finalmente, una nación que los contiene pero que en ningún momento se transforma en argumento para un panfleto nacionalista.

No es lo único que diré sobre Jawan, por lo que esta crítica está en desarrollo. Lo que si les pido, les imploro, es que si necesitan permitirse un par de horas de felicidad, larguen todo y entréguense a Jawan, una de las últimas conexiones que tendremos con el siglo XIX y su imaginario por medio del cine, hasta que, por motivos sabidos, el pasado sea cancelado y re-escrito definitivamente.

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