The dive
Alemania, 2023, 91′
Dirigida por Maximilian Erlenwein
Con Louisa Krause, Sophie Lowe
Andar sin nada
El espectador de cine es plural y variado, eso lo sabemos. Pero también es un animal de costumbres. Y si una costumbre perdura entre nosotros, además de la persistente presencia de películas de terror es la presencia de eso que venimos definiendo sostenidamente como el survival film, que tiene sus propias reglas y que no viene al caso definir porque mis compañeros siempre lo han hecho mejor que yo.
En el caso de Sin Aire, el survival que nos convoca hoy, la desesperación la trae la experiencia del ahogamiento. Quizás, en cierto aspecto, si algo hace del survival film un género tan convocante es la condición innata del género de convertir lo que naturalizamos en nuestra vida cotidiana en una herramienta indispensable para vivir. Pero al mismo tiempo el survival no está pensando sólo en la supervivencia física (esos, los survival materialistas son mis preferidos, porque confían en el cuerpo), sino también en los clásicos conflictos psicológicos-familiares, como si en alguna manera el plano de lo psicológico buscara validar al plano de las acciones e imágenes.
Un tercer plano del asunto lo trae la simbología religiosa, que opera como elemento vinculante entre el mundo material y el psicológico, como si no tuviéramos ya bastantes cosas. ¿Cómo opera esto atentando contra la película? Cuando abandonamos el presente para que el registro simbólico haga su trabajo conectando la historia personal con las acciones y sus significados re-ligiosos (es decir, una búsqueda de sentido y de ligazón a cosas que perfectamente podían funcionar sin actualizaciones informativas como a las que somos sometidos mediante flashbacks) en vez de abandonarse a la aventura de los eventos concatenados, esos que construyen el suspenso y la tensión, momentos en los que Sin Aire se preocupa más por el cine que por la dramaturgia y el manual aplicado.
