Terrifier 2: El payaso siniestro

Por Santiago Gonzalez

Terrifier 2
EE.UU., 2022, 140′
Dirigida por Damien Leone
Con David Howard Thornton, Lauren LaVera, Elliott Fullam, Sarah Voigt, Kailey Hyman, Griffin Santopietro, Owen Myre, Casey Hartnett, Samantha Scaffidi, Felissa Rose, Tamara Glynn, Nedim Jahić, Jason Lively, Johnathan Davis, Charlie McElveen, Amelie McLain, Gilbrando Acevedo, Cory DuVal, Jackie Adragna

La basura como arcilla

Marketing fácil. ¿Qué película no podría desear para sí misma contar con el marketing de la potestad de provocar desmayos y vómitos en el público americano? Considerada una salvajada, una aberración propia de una mente enferma, generadora de grupos de la moral encargados de cancelarla, prohibirla y vaya uno a saber qué cantidad de cosas. ¿Estamos en la década del 60? No, pero es alentador que todavía el cine pueda generar esta clase de reacciones, incluso aunque a primera vista se trate de una sensación superficial.
A poco de su estreno americano, Terrifier 2 (un título carente de cualquier gancho, como ya no se suele hacer, pero que nos remite a una relación con la cultura popular del terror de los 80s) se convirtió en un imán de interés. Y si bien esta clase de reacciones serían las que cualquier película de terror podría desear, cada vez se vuelve menos habitual esa relación fisiológica con el cine.
Si bien el escándalo como estrategia de marketing siempre estuvo al ligada al cine -sin ir más lejos Alfred Hitchcock utilizarla con perversión en Psicosis(1960)-, en los últimos años se la agregado otro significado, como si de repente la suma de adjetivos importara más que la película, posicionándose por encima. Algo similar ocurre en el festival de Cannes, donde el aplausómetro determina la duración de los aplausos, y por ende su potencial prestigio. Y si bien el marketing también puede ser puro humo, nada de esto quita que nos podamos llegar a encontrar con una obra valiosa escondida detrás de tanto ruido.

Superposiciones. Terrifier 2 es parte de un mundo concebido por su director y guionista, Damien Leone, cuyo nombre y apellido parece unir dos maneras distintas de hacer cine. Damien resuena al nombre de el anticristo en La profecía (Richard Donner, 1976) y a Sergio Leone, el padre del spaghetti western. Por supuesto que esto es una casualidad y es hilar fino, pero no deja de ser una curiosidad cómo el terror demoníaco se une con la violencia y la sangre estilizada. El mundo de Damien Leone, entonces, es uno hecho de superposiciones, pero también es uno formado por carne y espíritu trash, de ahí las constantes referencias a la basura y a los desechos de toda clase: sucesivos planos de bolsas, un villano que lleva una encima (y que contiene armas), baños mugrientos, espejos pintados de sangre y excremento. Lo de Leone es una declaratoria constante de principios que conecta con otras épocas y sensibilidades. El cine trash como un paso más allá de la clase B. Pero de seguro un paso antes de la clase Z.

En un principio. Terrifier fue, originalmente, un cortometraje que hizo su director para la antología All hallows eve (2013), en donde ya se presentaban detalles que se iban a repetir a lo largo de sus siguientes trabajos. Esa antología comenzaba con una niñera que les dejaba ver a dos niños un VHS que habían encontrado, con consecuencias poco felices. Los cortometrajes habían sido realizados años antes y servían para mostrar el trabajo en los efectos prácticos a cargo del mismo director. A su vez también servia como carta de presentación de Art, the clown, un payaso demoniaco que no habla y que disfruta del bullying y la tortura a sus víctimas. Una especie de Pennywise mezclado con Michael Myers y Freddy Krueger.
Pero All Hallows eve iba también dejaba en evidencia las falencias de su cine. En ella prevalecía una obsesión por imponer al payaso como nuevo icono de terror, como si fuera más importante que la película en sí. No era casual ese movimiento desesperado: Art the clown nacía en una época donde nos cuesta mucho identificar a grandes iconos del género, entre otras cosas porque el género fue víctima de la esterilización de la estética vacía de las nuevas modas (los Ari Aster se multiplican como plaga), pero también hablamos de un género plagado de películas malas y olvidables que se acumulan semana a semana (no es casual: se trata de el género cinematográfico más redituable, incluso más que el de superhéroes).

Declaración de principios. Si existió como cortometraje, finalmente llegó el largo. Terrifier proponía una estética similar a las películas de los setenta. Una estética totalmente injustificada, un pésimo desarrollo de personajes cuyo comportamiento cambiaba según conveniencia, y fundamentalmente un canchereo incomprensible. Arbitrariedades tales como que Art pasara de ser humano a ser demoníaco, que alterne sus armas asesinas sin solución de continuidad. Pero, además, una cierta e inevitable misoginia disfrazada de crueldad hacia todos los personajes femeninos -un dato: las protagonistas del mundo Leone son todas morochas, ser rubia en las Terrifier es sinónimo de muerte. Todas estas decisiones son una mera torpeza? No, esto es deliberado. Es un gesto de rechazo a un modo de concebir el género actualmente. A su vez si quitamos todo lo anteriormente mencionado del medio, nos encontramos con una película totalmente vacía, en donde su director nunca parece proponer nada parecido a una mirada sobre el mundo, algo que sí ostentan las películas del terror progre arty. Ahora bien… ¿Acaso todas las películas deben ostentar una mirada? Como al mejor cine exploitation, nada de eso parece ser motivo de interés para Leone.

Redoblar la apuesta. Terrifier 2 es más de lo mismo (con lo bueno y malo del término), pero los efectos se amplifican. Aquí hay más sangre, más personajes, más volumen de trama, más tiempo (dos horas y veinte). Me gusta referirme a ella como la Terminator 2 del slasher contemporáneo. Y lo digo porque mejora todo aquello que era provocativo en la primera película y al mismo tiempo la expande. Pero no todo es duplicación de la apuesta. Algo cambia con Terrifier 2, en particular con Art the clown, el villano que se consolidaba como nuevo ícono del género, en buena medida por una operación que lo conecta con el terror de los 80s. En esta segunda parte Art se vuelve más gracioso, algo que ocurrió con Freddy Krueger en las secuelas de Pesadilla en lo profundo de la noche. Esta mención se hace inevitable porque hay mucho más que un puñado de referencias a la saga creada por Wes Craven.
A su vez en Terrifier 2 se produce un encuentro extraño entre salvajismo y sofisticación de recursos. En esa dirección es que la película escapa sistemáticamente a violencia sexual de la primera, que era un salvajismo que también atentaba contra su propio potencial de provocación, precisamente por agotamiento del recurso. En T2 el acercamiento es más “amigable” -claramente a la luz de una potencial explotación para un nuevo público-, lo que explica en mayor medida la evolución sofisticada del trash de la primera entrega. Esto se observa en el aspecto visual y la puesta en escena, sin lugar a dudas mucho más cuidada y pulida -pero sistemáticamente intervenida por una serie de filtros que simulan un acabado cutre y barato-. La misma coexistencia entre trash y sofisticación ocurre con las actuaciones: Lauren LaVera es perfecta como final girl, si. Pero sobre todo lo es como antagonista de Art. Es como si Leone se hubiera percatado que para la película funcionara necesitaba si o si tener un personaje fuerte cuya relación con su hermano sirviera como contrapeso y contrarresto del villano, que tiene una compinche, algo que no ocurría con la película anterior, que saltaba arbitrariamente de protagonista en protagonista.

Amor por los restos. Desplegando un hojaldre de homenajes a películas como Maniac (1980), El descuartizador de Nueva York (1984) hasta cameos de actrices de Sleeapway camp (1984) y Halloween 5 (1989) y Martes 13 – IX:Jason va al infierno (1994), Leone va construyendo el cuerpo de su slasher con amor por los restos de un subgénero despreciado, lejos de la autoconciencia canchera de la nueva Scream. Podemos decir que la operación funcionó porque con un presupuesto de 250 mil dólares ya lleva recaudado más de siete millones. Bien merecidos ya que sirve como antídoto contra bofes como las recientes X y su precuela Pearl, exponentes del neo slasher coolTerrifier 2 es un slasher como debe ser: hecho de basura, sangre, gritos y amor por un género que necesita del cuerpo y del vacío de las superficies del dolor.

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