The Marvels
Estados Unidos, 2023, 105′
Dirigida por Nia DaCosta
Con Brie Larson, Iman Vellani, Park Seo-joon, Teyonah Parris, Zawe Ashton, Lashana Lynch, Jude Law, Samuel L. Jackson, Ben Mendelsohn, Randall Park, Mohan Kapoor y Cobie Smulders.
La aventura es la aventura
Hay una alta, altísima probabilidad, de que antes que The Marvels muera en el olvido de la ignominia de la fase más desastrosa que haya entregado jamás el MCU, la recordemos con un poco de afecto, acaso condescendiente, pero no tanto, parecido a lo que sucedió con Shazam: La furia de los dioses, antes de que el DC post Snyder y pre Gunn se extinguiera con un suspiro.
De hecho, The Marvels es parecida a la mencionada película por una inevitable serie de paralelismos: villanos paródicos, conflictos de fin del mundo cercanos a una sensibilidad camp, personajes trazados por la lógica de la comedia antes que del cómic, voluntad de procrastinación, como esperando que se revele algo frente a nuestros ojos en etapas subsiguientes que nunca llegarán (me imagino que la segunda entrega de Aquaman va a ir por el mismo lado).
The Marvels no es buena porque es mala, como a tanto chantapufi le da por decir cuando no quiere trabajar de crítico de cine. Es buena porque comprende que lo único que importaba siempre en todo el recorrido de esta vertiente de Marvel era la aventura como motor fundamental (como en su momento entendió Waititi para la saga Thor a partir de la tercera y cuarta entrega) y no muchas más cosas. En esta dirección de acontecimientos, The Marvels entrega eso y cuando lo hace y apela a la acción, si bien no aprovecha del todo bien los cuerpos y las peleas, funciona, porque entiende que ahí es en donde el cine emerge y vive. Cuando sus personajes tienen que hablar, explicar, aclarar (el gran bochorno de Capitana Marvel fue ese: no se entendía un pomo toda la previa de ese mundo de skrulls y krees, al menos no para los geeks…pero la película no sabía como explicarlo si no era verbalizando todo), The Marvels se cae abruptamente y chequeamos el reloj en el celular. Pero cuando comprende que lo musical puede convivir con la ciencia ficción, con la iconografía de cierto cine infantil de cuento de hadas y todo eso puede comprenderse desde una sensibilidad pop un poco forzada pero también un poco querible como la que aporta Iman Vellani (la única que parece entender el tono que le sienta mejor a la película), el asunto se disfruta, precisamente porque traiciona al fandom.
The Marvels no nos pide demasiado (ni siquiera tiempo, ya que debe ser la película más corta de toda la historia del MCU), no nos da demasiado. Pero nos entrega lo suficiente como para que tengamos alguna clase de fe en aquello que alguna vez el MCU supo desarrollar con velocidad y belleza, que es la posibilidad de volver a creer en un mundo autónomo sin que nos rompan los quinotos con la competencia cultural del club de pertenencia (es decir: The Marvels puede disfrutarse incluso si no tienen la más remota idea de qué universo provienen sus personajes). No es un hecho menor para una película menor que, en el mejor de los casos, entendió que cada tanto no está mal divertirse como nenes viendo una persecución de gatitos con trompas tentaculares, engullendo humanos.
