El Asesino
Fincher plasma a la perfección la novela gráfica de The Killer, en su nueva película para Netflix, donde su grandeza plástica empequeñece a la pintura intrascendente de la plataforma.Estéticamente, la cinta es como un cuadro de Edward Hopper, aparentemente simple pero profundo.
Por encima, la película supone un refinado ejercicio de estilo abstracto y posmoderno, al combinar las esencias de los polares de Melville(El Samurai a la cabeza), los manierismos de Hitchcock y sus réplicas en De Palma, las señas noir del autor en Se7en, Zodíaco y El club de la pelea.