The Crown – Cuarta temporada

Por Luciano Salgado

The Crown S04
Reino Unido, 2020, 10 episodios de 60′
Creada por Peter Morgan
Con Olivia Colman, Josh O Connor, Gillian Anderson, Tobias Menzies, Helena Bonham Carter, Emma Corrin, Peter Morgan, Claire Foy

Memotest

Debo admitir que comencé tarde con esta serie. La vi de manera desordenada. Tercer temporada, cuarta, primera y segunda. Si, yo soy así. Me spoileo solo. No importa. Sea como fuera, recién al terminar las primeras dos temporadas obtuve el pantallazo completo. Por eso al reponer el estilo previo se comprende con mayor claridad que el estilo de la serie de Peter Morgan está en la redundancia. Y en este sentido, curiosamente (ya que la redundancia sirve para reafirmar ideas que pudieron no haber quedado claras) la cuarta temporada adolece de esa decisión justamente cuando mas conocemos a los personajes. Sospecho que algo de esto puede tener que ver con un especialista en los subrayados, que en esta caso oficia como productor: Stephen Daldry, el responsable de Billy Elliot.

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Pero la cuarta temporada de la serie no tiene un solo problema. Tiene varios en su haber. Diversos y distintos. Tiene logros dispersos también, como cuando se deriva por los laterales de sus dos ejes centrales (la relación entre Diana y Carlos a la ve que la relación entre Elizabeth y Tatcher). Pero si nos concentramos en los problemas no podemos dejar de decir que la cuarta temporada hace todo lo posible porque no empaticemos con ninguno de los personajes que vemos. A diferencia de otras series que construyen una identificación múltiple y rotativa, lo que hacen en esta entrega responde a una decisión extraña para una serie con pretensiones de popularidad. Que aquello que hacen los personajes nos resbale es, en efecto, un problema que excede a la frialdad de la corona (si acaso el no empatizad fuese un movimiento consciente propuesto por la serie). Pareciera ser, en este sentido, que todo lo que produce el desarrollo de los episodios no es sino un recorrido desordenado, desflecado, como si en el fondo, detrás de sus dos grandes ejes, no tuviera mucho mas que narrar, como si le sobraran episodios. De ahí que, cuando se producen vías de salida de semajante encerrona, al encontrarnos con episodios autónomos, la temporada recupere un poco de aire que no supo obtener por medio de sus personajes opacados.

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Al mismo tiempo también es predecible que la evolución de sus personajes termine en donde termina. Por eso los ejes centrales tampoco salen de lo esperable: el contrapunto entre el espíritu de trabajo de Tatcher con respecto al rol acomodaticio de los integrantes de la Corona; por otro lado el contrapunto entre Diana Spencer y su extracción mas popular frente al elitismo del personaje de Carlos. Es precisamente en torno a esa espera sin variantes que esta cuarta temporada elige quedarse con la perspectiva mas conservadora de las cosas. No: no demandábamos amarillismo (aunque cada tanto hay algo de eso), ni morbo ni novedad. Pero en todo caso si poder despegarnos de los personajes para acceder a las personas.

En su momento en las páginas de esta revista se hizo una crítica sobre la serie de Luis Miguel. En uno de los momentos mas inspirados de ese material se mencionaba una idea: la serie de LM había logrado la empatía que logró fundamentalmente porque a partir de un determinado momento los espectadores habíamos olvidado si se trataba de la historia de Luis Miguel. Nos habíamos olvidado del personaje. Y habíamos pasado a interesarnos por la persona. Ese recorrido mágico es, justamente, el que no sucede en esta temporada de The Crown, obsesionada por que completemos el memotest, en donde el juego lo gana quien conjuga pares de piezas (en este caso entre la realidad y la ficción)

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