Them

Por Gabriel Santiago Suede

EE.UU., 2021, 10 episodios de 45′
Creada por Little Marvin
Con Deborah Ayorinde, Ashley Thomas, Alison Pill, Javier Botet, Ryan Kwanten, Melody Hurd, Christopher Heyerdahl, Shahadi Wright Joseph, Abbie Cobb, Sophie Guest, John Patrick Jordan, Derek Phillips, Jeremiah Birkett, Natalie Britton, P.J. Byrne, Kim Shaw, Regina McKee Redwing, Bailey Noble, Pat Healy, Ryan Kennedy, Lindsey Kraft, Stacy Lafay, Barry Livingston, Paula Jai Parker, Kari Perdue, Mike Rad, Zakary Risinger, Anika Noni Rose, Tim Russ, Timothy Ware, Percy Hynes White, David Alen, Erik Aude, Lisa Banes, Riley Baron, Max Barsness, Ilana Becker, J. Paul Boehmer, Roz Browne, Dominic Burgess, Mickey Cassidy, Flor de Maria Chahua, Justin Claiborne, Dale Dickey, Van Epperson, Tom Fitzpatrick, Jabbaar George, Nick Greene, Melinda Page Hamilton, Michael Harney, Marissa Heart, Megan Hensley, Moe Irvin, Shaw Jones, Jamie H. Jung, Tanya Karn, Bonita King, Bobbie Lee, Marissa Madsen, Malcolm M. Mays, Stephen R. Estler, Kyrie Mcalpin, Sarah Minnich, Christopher Murray, Devyn Placide, Daniel Robbins, Urian Ross, Samantha Sherman, Gene Silvers, J. Nathan Simmons, Rachel Singer, Scott Alan Smith, William Sterchi, Michael E. Stogner, Paul David Story, David Terrell

Los monstruos con cadena

Them no puede confundirse con Them! , la maravilla paranoica disfrazada de monster-film y pergeñada por Gordon Douglas en 1954. Sin embargo ambas (la serie de 2021 y la película de mediados de siglo pasado) se sitúan en un contexto espacio temporal similar: el Estados Unidos de mediados de la década del 50. Claro está, para aquella película, la clave monstruosa siempre supo funcionar -como sucedía con buena parte del fantástico, el terror y la ciencia ficción de esa época transicional- como un instrumento político para leer esa cosa indefinible que llamamos realidad. En torno a ese instrumento político, el realismo aparecía como una necesidad antes que como una norma reguladora del mundo que podemos observar.

Pero ha pasado medio siglo. Más: 3/4 partes de un siglo se van a cumplir en un lustro. Y asi las cosas la experiencia se repite, las estrategias vuelven y los problemas pueden parecer los mismos. Pero no son iguales. Porque, sin lugar a dudas, el EE.UU. de 2021 no tiene nada que envidiarle al contexto de expansión e integración étnica en el que se desarrolla Them (la serie, que no presenta ningún signo de exclamación, porque se lo pasa gritando sus verdades a los cuatro puntos cardinales). El contexto en el que se sitúa esta serie que juega con el realismo, con el fantástico y con algunas vueltas de tuerca malvadas (por su sadismo gratuito) es bien distinto al actual. Pero como sabemos, desde Bajtín para acá, nunca pierdas la oportunidad de utilizar un hecho histórico del pasado para hablarle al presente. Them lo hace sin tapujos. Ahora bien: podemos asumir que el juego al que juega es el juego del realismo y la denuncia o mejor hay que tomárselo con soda y darle una vuelta más a la manivela?

Allá por mediados de los 60’s, en alguna ocasión, David Viñas señalaba (después fue recuperado por Piglia, pero quien primero lo señaló fue DV) que la tradición literaria argentina del siglo XIX había sido mal parida porque había sido mal leída. El caso en cuestión lo impone “El matadero” de Esteban Echeverría, que había inventado una ficción política perfecta y extrema (luego sería revisada, ampliada, monitoreada y expandida por Lamborghini en los cuentos “El niño proletario” y en “El fiord”, pero es otro juego ese) en donde un grupo de salvajes matarifes rosistas vejaban, sometían y violaban hasta la muerte a un caballero unitario. Lo que era un relato hiperbólico, imposible, cargado de un romanticismo oscuro y feroz, había sido leído -y estimulado en la lectura- como una imposible polaroid de la época de rosas y su régimen sanguinario. Pero leer la hipêrbole como excusa realista es también una operación política tan vieja como el mundo. Por eso hay que tener cuidado con el gato y con la liebre.

Them juega a coquetear con el realismo, pero debe ser leída en clave romántica, salvaje, extrema, hiperbólica. No para no tomarse en serio el comentario sobre aquella época a la que alude. Sino para que la operación política sobre los monstruos del pasado no reescriba el presente. Porque, a ver, al final de cuentas, la narrativa social de los géneros, cuando es utilizada como arma de doble filo, permite esta clase de bondades. Y de repente, sin comerla ni beberla, nos vemos sujetos a la alimentación alienada. Porque, seamos sinceros, la pesadilla que cuenta la serie, con todos sus excesos y sus juegos gore, no tiene nada para decirle al presente, incluso en épocas de George Floyds. Porque el presente es terrible, claro que si. Para muchas etnias y grupos que atraviesan una nación multicultural como lo es la de EE.UU. (con su rica tradición de migrantes a lo largo de los siglos). Pero de seguro que los problemas son distintos. Porque sino, nuevamente, estaríamos negando la historia en función del relato.

Echeverría (pero también Sarmiento) construyeron narrativas en su tiempo, narrativas que miraban al futuro y le hablaban con furia y sonido, como formas de salir de la pesadilla. De hecho toda la tradición del gótico colonial ha hecho eso de diversas maneras: el monstruo presente como forma de mirar y pensar el futuro. Lo que hace Little Marvin, el creador de Them es utilizar un monstruo pasado para pensar el presente y negar el futuro. No reescribe el pasado como un antídoto ficcional contra la violencia naturalizada (eso es Tarantino). Tampoco lo reescribe para mentirlo (amén de sus excesos, el EE.UU. que narra es el de una tradición intolerante con las etnias afroamericanas, entre otras, algo que puede constatarse históricamente). Lo que hace Marvin es forzar al pasado a narrar el presente. Y que el monstruo crezca y se reproduzca, si, pero bajo la atenta mirada del realismo y su uso según la necesidad política del momento (en serio todo lo que denuncia y a lo que alude Them, Nosotros, Huye! y Antebellum no sucedía en la presidencia de Obama y surgió de la nada en la etapa Trump?).

Porque los nuevos monstruos no pueden tener vida propia. Asustan selectivamente.

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