El sacrificio de un ciervo sagrado
Más allá de las metáforas y las alegorías y los símbolos, más allá del cine como sucedáneo de la literatura, se encuentra lo que verdaderamente importa, o debería importar, en cualquier film de cualquier especie sobre cualquier tema: su puesta en escena, la relación de los planos entre sí, lo que se encuentra en ellos y entre ellos. En este sentido, para decirlo sin equívocos, el film de Lanthimos es, desde principio a fin, un bluf conformado por escenas cuyo raccord está dado arbitrariamente por el corte liso y llano de un plano sin que el siguiente guarde, necesariamente, algún tipo de continuidad; a veces la hay, las más de las veces no lo hay.